Acopio de residuos electrónicos
Reciclatrón exitoso en Ciudad Universitaria
Cada persona genera en Ciudad de México 4.5 kilos de e-waste por año
En su momento fueron la vanguardia, hoy el tiempo los ha vuelto un desecho, quizá con memoria limitada en kilovatios pero emoción imperecedera. Ahí yacen cargados con la última muestra de decoro por una decena de estibadores y voluntarios: cintas, casetes, Dats (Digital Action Tracking System), cartuchos y centenas de disquets de 3 ½. Es la edición 2019 del Reciclatrón en Ciudad Universitaria, convocada por sexta vez en el estacionamiento de Tienda UNAM por la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), del gobierno de CdMx.
El proyecto creado en 2013 celebró su edición número 73 y, como se refirió, la sexta en territorio puma, en dos jornadas de ocho horas cada una con el apoyo de la Dirección General de Atención a la Comunidad, y se logró el acopio de 57 toneladas del denominado e-waste, para lo que se requirieron cinco tráileres para su traslado.
Luis Miguel Arévalo, coordinador del Reciclatrón de la Sedema, y egresado de la Facultad de Psicología, dijo que es un programa educativo que tiene el interés de cambiar hábitos respecto a la separación de residuos y concientizar sobre el daño que generan los electrónicos cuando se liberan al ambiente o se mezclan con otros desperdicios.
Recordó que en 2017 se formalizó el manejo especial de los residuos electrónicos con la Norma 024, pues los aparatos electrónicos y eléctricos en desuso contienen compuestos y sustancias peligrosas, lo que representa un riesgo debido a que contienen metales pesados como plomo, cadmio, mercurio, cromo, arsénico, níquel, cobre, zinc y cobalto. Además de contaminantes orgánicos persistentes como bifenilos policlorados [PCBs], cloruro de polivinilo, hidrocarburos aromáticos policíclicos y polibromodifeniléteres, entre otros.
Evento verde
Autos, peatones y camionetas se estacionaron para la descarga de los artilugios. Ahí estuvieron los monitores de antiguas PC, ya sin luz, grisáceos, robustos, proyectores de nada, pantallas planas oscurecidas, multidisfuncionales, faxes sin papel, microondas gigantescos, videocaseteras, impresoras, así como antenas y decks, quemadores, autoestéreos, lo que podría ser la víspera de la curaduría de un museo de la tecnología en México.
Resaltó entre la montaña de enseres un reloj en forma de gallinita, con las manecillas detenidas justo al mediodía, como si se hubiera anticipado a su hora fatal, y una batidora con sus aspas oxidadas, ya sin la memoria de tanta repostería, de momentos, deseos y velas.
Teclados, ratones, audífonos, todo aquello que tuvo contacto con la dermis humana, ahora ya no exhibidos en plástico o celofán. Aunque su vida útil no ha finalizado, porque serán trasladados a la empresa Recupera, para su almacenamiento temporal, clasificación, donde sus tarjetas electrónicas, tubos de rayos catódicos, unidades de procesamiento de datos, monitores, plásticos, metales ferrosos tendrán una nueva oportunidad al fabricarse con ello carcasas de nuevos aparatos, válvulas de cobre, conductores eléctricos, cancelería de aluminio, perfiles, mallas de acero, clavos, entre otros productos.
Trabajo intenso
Pasado el meridiano de la primera jornada, la actividad cundió; se promediaban 15 autos por cada 30 minutos, incluido un camión de volteo, sopero de computadoras. Por ahí se asomaron películas en varios soportes. como Sueño imposible en DVD o Terminator 2 en formato Beta.
Entre los estibadores, trabajadores y voluntarios se encontraba Esmeralda Robles, de 16 años, alumna de Optometría en el Conalep, con las pupilas del color de su nombre, que cargó, acomodó, estibó, una y otra vez. “Llegué aquí por mi tía, y acepté ayudar a las personas, apenas es mi segundo Reciclatrón y sí es un trabajo físico fuerte, pesado. No me ha tocado ver aparatos extraños, pero sí pesados como esos muebles que fueron televisiones”.
Se estima que en el mundo se generan más de 40 millones de toneladas de e-waste anualmente. En México en promedio nacional se producen alrededor de 3.2 kilogramos per cápita al año. Sin embargo, en CdMx el promedio alcanza 4.5 kilos por persona.