Tras la fase crítica de un desastre
Recuperación, no sólo reconstrucción
El 19 de septiembre se conmemora en México el Día Nacional de la Protección Civil, ya que ese día de 1985 marcó el inicio de una nueva etapa para el país y derivó en la formación de un grupo de voluntarias y voluntarios que trabajaron coordinadamente en las acciones de búsqueda y rescate de víctimas
Históricamente en Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco y Quintana Roo se ha concentrado la mayor parte de los daños humanos y sociales en México.
Los desastres pueden tener como detonantes: lluvias, inundaciones, ciclones, sequías, sismos e incluso erupciones volcánicas; sin embargo, se explican por la vulnerabilidad, la cual implica pérdidas que se traducen en daños humanos, materiales e incluso psicoemocionales, entre otros.
Pero no se trata de desastres naturales, porque la sociedad misma forma parte. Por ejemplo, en la urbanización, tanto en ciudades como en zonas rurales, surgen procesos de construcción que podrían no ser los adecuados. Se involucran las condiciones ambientales, como deslaves, inundaciones, deslizamiento de tierra debido a la deforestación o donde el agua no se absorbe en zonas montañosas y los escurrimientos son más poderosos.
Tras la fase crítica de un desastre debe plantearse un proceso de recuperación y no solamente de reconstrucción, señalaron Naxhelli Ruiz Rivera, investigadora del Instituto de Geografía (IGg) y coordinadora del Seminario Universitario de Riesgos Socioambientales; Daniel Rodríguez Velázquez, profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) e integrante del Comité Técnico Asesor del Seminario Universitario de Riesgo Socioambiental, y Karina Landeros Mugica, profesora de la Facultad de Psicología (FP).
A partir de los principios del Marco de la SENDAI para la reducción del riesgo de desastres 2015-2030, de las Naciones Unidas surge el equipo de trabajo de varios investigadores donde participa la UNAM distintas disciplinas, desde la FP, el IGg, la ENTS, el Instituto de Investigaciones Sociales y la Facultad de Estudios Superiores Aragón, además del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Después de la contingencia
Para la recuperación posdesastre los investigadores de la UNAM han planteado que la reconstrucción no es suficiente. “Debemos entenderlo como un proceso que viene desde mucho tiempo antes”, coincidieron.
Los asentamientos humanos traen consigo una problemática planteada desde antes de que sucediera el desastre. Por ejemplo, sus pobladores sufren una gran desigualdad social y por eso habitan en suelo urbano no regulado.
Es primordial atender las consecuencias sociales y psicosociales para que haya una adecuada recuperación de todos los grupos humanos que sufren los diferentes eventos. De hecho, “no es lo mismo hablar de un grupo que ha vivido un desprendimiento de ladera, que el caso de los huracanes que afectan en las costas de México”.
La idea es identificar las necesidades de cada grupo para dimensionar la problemática e incidir no solamente en que el desastre no se repita, sino tampoco las consecuencias.
También debe haber un aprendizaje institucional para que existan alertas tempranas y que sean parte de la vida cotidiana de las personas, para reducir en la medida de lo posible los daños y pérdidas, y para que la gente que vivió un trauma o perdió un familiar en un desastre pueda procesarlo de forma adecuada.
El objetivo de la recuperación es que sea integral y se tomen referencias de diferentes disciplinas, además de la reconstrucción. Averiguar qué se necesita para llevar a cabo desde el punto de vista institucional, financiero, psicosocial, así como de las normas oficiales, todas dentro de un marco de respeto dentro de los derechos humanos.
El 19 de septiembre se conmemora en México el Día Nacional de la Protección Civil, ya que ese día de 1985 marcó el inicio de una nueva etapa para el país y derivó en la formación de un grupo de voluntarias y voluntarios que trabajaron coordinadamente en las acciones de búsqueda y rescate de víctimas.
Un año después del sismo de 1985 se creó el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), que surgió como un esfuerzo del gobierno de la República para crear y fortalecer una cultura para salvaguardar la seguridad, el patrimonio y la vida de los mexicanos.
Su propósito es realizar acciones coordinadas para proteger a la población de los peligros que se presenten en nuestro territorio, ya sean de origen natural, como los sismos o huracanes, o aquellos originados por la actividad humana que puedan terminar en un desastre.
En la actualidad, el Sinaproc establece lazos de colaboración entre la federación, estados, municipios y sociedad para proteger a las personas y su entorno ante la eventualidad de los riesgos y peligros que representan los agentes perturbadores y la vulnerabilidad en el corto, mediano o largo plazos a través de la gestión integral de riesgos y el fomento de la capacidad de adaptación, auxilio y restablecimiento de la población.
El sistema está integrado por todas las dependencias y entidades de la administración pública federal, por los sistemas de protección civil de las entidades federativas, sus municipios y las delegaciones; por los grupos voluntarios, vecinales y organizaciones de la sociedad civil, los cuerpos de bomberos, así como por los representantes de los sectores privado y social, los medios de comunicación y los centros de investigación, educación y desarrollo tecnológico.