Sesión académica en Filosofía y Letras
Reflexionan sobre la no-violencia como acción que defiende la vida
Como parte de la asignatura optativa Educación para la paz y la no-violencia –que forma parte de la licenciatura de Desarrollo y Gestión Interculturales de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL)–, impartida por Pietro Ameglio Patella, se desarrolló una mesa de reflexión sobre cómo puede operar la no-violencia ante los retos de la interculturalidad.
En la sesión académica, a cargo de Andrea Serratos Espinosa, egresada de dicha carrera —y quien recientemente realizó un curso sobre el pensamiento y acción de Gandhi en la Gujarat Vidyapith University de la India, fundada por Gandhi–, ésta expuso que el propósito de la actividad fue que el estudiantado participante, procedente de diversas carreras, comprendiera la pertinencia de la educación para la paz en dicha licenciatura, misma que es poco conocida a pesar de que han egresado de ella al menos unas 15 generaciones.
Serratos invitó a reflexionar sobre cómo a partir de la interculturalidad –vista desde una visión crítica, es decir, de pensarnos, la sociedad, como una diversidad cultural– es inevitable la presencia del conflicto, y no sólo la percepción de instituciones o estructuras ya establecidas que integran a las históricamente llamadas minorías culturales.
“Esta asignatura y el área a la que pertenece, Mediación Intercultural de Conflictos, nos brindan herramientas para tener otras posibilidades de abordar las crisis”.
Indicó que existe la noción de que el conflicto es malo y debemos evitarlo. “Si hay conflicto es porque existe un problema social, aunque lo importante es la forma en que lo abordamos, y una opción para ello es justo la no-violencia”.
Son muchas las formas de entender la no-violencia: la no presencia de violencia, o aquella opción más enfocada a la estructura y que brinde las posibilidades de un ambiente sin violencia o la ausencia de guerra. “Pero la no-violencia, como una forma de acción que defiende la vida, denuncia la opresión y reconoce el valor de cada persona, esa palabra que retomamos de Gandhi es más una construcción de posibilidades de relaciones sin tener que recurrir a la violencia o abonar a las estructuras de poder, colocando a una cultura sobre otra. Es decir, siempre tener la posibilidad de abrirse al diálogo e imaginar nuevas formas de afrontar los conflictos estructurales”, apuntó.
Ejemplo de ello, fueron las marchas que se vivieron en esa semana en que fue la conferencia, una de ellas por los 43 compañeros normalistas de Ayotzinapa y otra por la conmemoración del 2 de octubre, “pero también resistencias no-violentas desde el arte, incluso estos espacios de reflexión ya son en sí una acción no-violenta, que invita a pensar otras formas de no-violencia”.
En ese sentido, prosiguió, se busca compartir y ayudar a imaginar “de qué otra forma podemos abordar los conflictos, pero también que debemos imaginar nuevas formas y dentro de éstas siempre considerar la cooperación, la unidad comunitaria, el restablecimiento del tejido social y el reconocimiento del otro”.