Encuentro organizado por el CISAN
Relatos latinoamericanos reflejan la realidad de mujeres y niños en la región
A través de narraciones sobre historias de niños y mujeres, la realidad de la agresión, discriminación o migración que se vive en cada época es reflejada por autoras contemporáneas, en una crítica que refleja claramente que la realidad puede superar a la ficción, coincidieron expertas reunidas en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.
Anne Marie McGee, de la Universidad Estatal de Arkansas, puso como ejemplo la obra La Luna siempre será un amor difícil de Luis Humberto Crosthwaite, publicada originalmente en 1994 y reeditada en 2020, donde el autor hace una reinterpretación de la historia de Hernán Cortés y La Malinche revisando los retos que enfrentaron en su época, posteriormente en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y, finalmente, durante la pandemia, la reinterpretó y actualizó a la época del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
Al participar en el VIII Encuentro de la Asociación Internacional de Estudios Interamericanos / International Association of Inter-American Studies (IAS) Futuros posibles en las Américas, la investigadora expresó que la novela incluyó la introducción de los elementos de cómics para enfatizar los temas como migración en el siglo XXI, las estrategias de los refugiados y las fronteras conceptuales, a fin de explorar también el exilio y desplazamiento.
En la mesa “Cruces interamericanos en la literatura”, Luz Angélica Kirschner, de la Universidad Estatal de Dakota del Sur, destacó el caso de la autora Eleonora Vigano, cuya obra revisa los derechos de acción para las lesbianas, reflexionando sobre las políticas y estrategias que han sido implementadas y cómo el progreso tecnológico y económico no es garantía para el disfrute de los derechos de una sexualidad informada.
Kirschner precisó: En estas circunstancias Eleonora revisa el suicidio como una forma de enfrentar una existencia que no terminan de comprender; además, aborda las relaciones heterosexuales, la tragedia, la fe, las relaciones homosexuales o lesbianas, donde no se puede lidiar con las consecuencias.
En la reunión, moderada por Julieta Flores, la investigadora de la Universidad de Guadalajara, Katia Michelle Ramos Espinosa, comentó que al revisar los relatos de terror modernos en Latinoamérica, de la plataforma Bookmeetings, las historias que encabezan las listas de popularidad son de Mariana Enríquez con las obras Nuestra parte de noche, Un lugar soleado para gente sombría, Las cosas que perdimos en el fuego y Los peligros de fumar en la cama.
En varias de las historias, las chicas son consideradas un objeto, reflexionó la investigadora, tal vez porque muchos autores son varones; donde se hace una apología del asesino convirtiéndolo en un personaje admirable, mientras que los personajes infantiles y femeninos son las víctimas; entonces, es necesario cuestionar quiénes son los protagonistas y quién ejerce la violencia, y con eso se puede dejar de romantizar la agresión.
Finalmente, Giselle Liza Anatol, académica de la Universidad de Kansas, subrayó cómo la obra de Akwaeke Emezi, Pet (2019) y de Little Rot (2024) hablan de temas como género, especialmente donde los niños son el objetivo.