Volumen periodístico armado durante la pandemia
Reúne Toledo historias del futbol
Aparecen personajes como Ignacio Trelles, Fernando Marcos, Hugo Sánchez y Emilio Butragueño
Durante la pandemia de Covid-19, Alejandro Toledo aprovechó el tiempo para revisar viejas cajas con recortes de periódicos, aún impregnados con el característico olor a tinta de décadas pasadas. Este material fue utilizado para componer un rompecabezas de entrevistas y crónicas que habían caído en el olvido, dando forma a La pluma y el achique: historias del futbol.
En la introducción señala: “Me releo y busco salvar del panteón hemerográfico mi paso por la crónica deportiva, en este caso mis coberturas futbolísticas. Hay mucho material perdido. Lo que apareció en mis cajas y en mis archivos digitales fue esto que ahora reúno. Hay aquí personajes entrañables, como Fernando Marcos, Ignacio Trelles, Arlindo dos Santos, El Loco Martínez o Bobby Charlton, y jugadores de época como Hugo Sánchez y Emilio Butragueño…”.
Alejandro Toledo ha dejado su huella en las redacciones de los semanarios Proceso y Macrópolis, entre otros, pero fue en El Universal donde se destacó por transformar entrevistas y crónicas deportivas en textos de un gran rigor literario. Es ahora editor en Gaceta UNAM.
Toledo vivió la transición de lo analógico a lo digital. En los años ochenta y noventa, “no viajaba uno con laptops, por lo que se escribía en máquinas de escribir y se enviaban los textos por fax. No siempre podías guardar el recorte de lo escrito”.
Organizó su libro, le dio estructura y buscó materiales que no estaban disponibles; localizó algunos en la hemeroteca y finalmente dio forma definitiva a la obra.
Una de las dedicatorias está dirigida a Juan Villoro, quien encaminó el libro a la Universidad Autónoma de Nuevo León, con una colección dedicada al periodismo narrativo. Otra sugerencia de Villoro fue que Toledo mostrara el volumen al comentarista deportivo Roberto Gómez Junco, a quien podía entusiasmarle, y que escribió un par de páginas que se utilizaron como presentación de la obra.
Escribe Gómez Junco: “En La pluma y el achique Alejandro Toledo realiza un placentero recorrido a través de diversos pasajes de nuestro futbol y el del mundo entero. Desde los lejanos orígenes del Clásico Nacional entre los dos equipos con mayor poder de convocatoria en México, hasta el cuestionable negocio alrededor de los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo, pasando por Nacho Trelles y Fernando Marcos como longevos eslabones entre el futbol de antaño y el moderno”.
Toledo, autor de obras como De puño y letra: historias de boxeadores (2005) y La gloria también golpea: De la Hoya-Chávez I (2015), reconoce que los libros deportivos no circulan tan bien en México como en España o Argentina, por ejemplo. “Es necesario encontrar nuevos caminos para despertar el interés de los lectores en estos temas”.
Su libro está dirigido a los seguidores de este deporte. “Al armarlo, tuve muy presente La fiesta del alarido, de Manuel Seyde, para mí la obra de referencia sobre futbol en el país. Pensé en la memoria de los aficionados; siempre es bueno recordar los orígenes de nuestro balompié”.
También rememoró una primera conversación con Hugo Sánchez. En el Estadio Azulgrana, mientras observaban ambos un entrenamiento desde la banca, mostró a Sánchez el libro de Eduardo Galeano, El futbol a sol y sombra, que incluía un capítulo dedicado a Hugo, algo que él desconocía. Sánchez le autografió esa página, lo que inició una conversación sobre su vida en España y su experiencia con la Quinta del Macho.
La entrevista a Claudio Suárez fue única, ya que éste había participado en un partido en Sarajevo como parte de la selección FIFA. Toledo, bajo presión de sus editores, buscaba una historia completa del evento. A pesar de la reserva inicial de Suárez, el periodista logró persuadirlo para que contara detalladamente su experiencia. La clave fue la intervención de la esposa de Suárez, quien acompañó al jugador en el viaje. Ella proporcionó detalles vitales que él había pasado por alto, como los agujeros de bala alrededor del hotel, la destrucción en la ciudad, el cementerio cercano al estadio con sus cruces blancas. Gracias a esta colaboración el periodista pudo reconstruir de manera completa la experiencia del Emperador, como se le conocía a Claudio Suárez, en Sarajevo.
Toledo pretende que el libro sea preciso en referencias históricas, con una escritura pulcra y decorosa, siendo amable con el lector. Busca que esté bien narrado y contenga elementos interesantes para mantener la atención.