Charla de Cynthia Brokaw
Revaloran técnicas y estética de impresión en la antigua China
La experta de la Universidad Brown participó en el segundo ciclo de conferencias organizado por el IIB
Hermosos textos con ilustraciones a color, cuyo contenido fue cuidado editorialmente así como un sistema de protección del libro contra la elaboración de copias ilegales son parte de la interesante producción de documentos en la antigua China, detalló Cynthia Brokaw, investigadora de la Universidad Brown.
Con la charla Impresión Xilográfica y Cultura del Libro en China antes de 1900, la historiadora experta en lenguas asiáticas participó en el Segundo Ciclo Internacional Una cita con la Biblioteca Nacional de México: Historia de la lectura y del libro en la pospandemia. Reflexiones sobre un porvenir incierto, organizado por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB).
La investigadora recordó que los chinos desarrollaron una variedad de técnicas de impresión diferentes, la dominante fue la xilografía o woodblock printing, que utilizaba bloques de maderas duras, cortados del tamaño de una hoja de folio, con letras finas elaboradas por un escriba profesional, y talladas cuidadosamente por artesanos.
“Un impresor con mucha habilidad podía producir entre mil 500 y dos mil hojas por día. Con un buen bloque de madera podían producir 15 mil impresiones y, después de algún desgaste, todavía 10 mil impresiones más. Varios bloques se podían usar por siglos y sobreviven algunos de las ediciones de tres dinastías. El motivo por el que podían dejar de ser usados era por un mantenimiento pobre, la humedad, resequedad o la presencia de insectos”, precisó Brokaw.
Esta técnica, agregó, perduró por 12 siglos desde su invención (probablemente en el siglo VII) hasta la introducción de la litografía de occidente; pero no fue el único método de impresión pues se tiene registro de un hombre que creó un sistema que utilizaba tipos móviles, como el de Gutenberg, pero cuyo uso no sustituyó la xilografía.
Las impresiones con tipos móviles de metal o estaño se desarrollaron en Corea en el siglo XIV, pero no se utilizaron en China hasta el siglo XV, aunque fue una técnica usada por personas extremadamente ricas que invirtieron en ellos.
50 mil caracteres
La autora de The ledgers of merit and demerit: social change and moral order in late imperial China detalló que la xilografía estaba mejor adaptada como tecnología de reproducción por la naturaleza del lenguaje escrito, pues el número de caracteres chinos puede ascender a unos 50 mil –los registrados en el Diccionario de Kangxi de 1710–; es decir, son muchos si se considera que una persona letrada conoce alrededor de ocho mil o nueve mil grafías. Para dimensionar el número de caracteres, la investigadora recordó que la Biblia de Gutenberg utilizó 290 tipos, por lo que no sorprende que la impresión móvil fuera poco utilizada en la antigua china y perdurara más la xilografía.
Sobre la encuadernación, la investigadora recordó que los libros chinos pueden empastarse de diferentes maneras, la más antigua es el rollo, usada a menudo para textos religiosos. Pero hacia los siglos IX y X la necesidad de más obras llevó a la encuadernación en forma de códice con hilo o cuerda, donde las páginas del folio eran dobladas a la mitad, y se insertaba el papel en agujeros perforados cerca del borde.
Brokaw detalló algunas de las características estandarizadas por los impresores chinos y que hoy son comunes en los textos impresos: una portada, el nombre de los autores, el año o tiempo de edición de los bloques, el nombre del editor, alguna forma de publicidad, y, sobre todo, una advertencia contra las copias no autorizadas.
La experta detalló que parte de la belleza de algunas impresiones chinas son las ilustraciones realizadas, también con bloques ensamblados y que solían ser parte de grabados considerados hoy verdaderas piezas de arte, como el Ten bamboo studio manual of calligraphy and painting de 1633, donde es posible apreciar imágenes de flores, frutas, árboles y aves.