Participa la UNAM-Cuba en su organización
Revela foro otras facetas del diplomático Gilberto Bosques
No es muy conocida su labor como embajador de México en la isla, cargo que desempeñó entre 1953 y 1964
La Habana, Cuba.– “Gilberto Bosques luchó para volvernos más humanos”, dijo el embajador de México en Cuba, Miguel Díaz Reynoso, en la inauguración del II Foro Gilberto Bosques Saldívar. Intercambios Culturales México-Cuba, organizado por la propia embajada, con el apoyo de la sede UNAM-Cuba (Centro de Estudios Mexicanos), entre otras instituciones, durante los días 8 y 9 de octubre pasados.
Bosques Saldívar fue cónsul general de México en la Francia de Vichy, cargo desde el cual pudo salvar la vida de más de cien mil personas. Gracias a sus gestiones, miles de españoles republicanos, así como alemanes contrarios a Hitler, italianos antifascistas y judíos de todo el continente, recibieron salvoconductos para escapar de una Europa en guerra.
Menos conocida es su labor como embajador de México en Cuba, cargo que desempeñó entre 1953 y 1964. En la isla caribeña protegió a quienes se oponían al régimen de Fulgencio Batista y fue testigo del triunfo de la Revolución.
Aunque se lo conoce como “el Schindler mexicano”, por la cantidad de gente que protegió se debería llamar a Schindler “el Bosques alemán”, sostuvo el historiador José María Muriá en la conferencia inaugural, titulada “Gilberto Bosques y su grandeza revolucionaria”.
En ella, Muriá ilustró la amplitud de la gestión del célebre embajador poniéndola en el contexto histórico correspondiente: la Revolución mexicana, la defensa de la República Española, la lucha contra el fascismo y, por supuesto, la defensa de la lucha del pueblo cubano en el momento más álgido de la Guerra Fría. Brillante lección de historia, en la que no faltó el entrañable recuerdo familiar, pues fue precisamente Bosques quien salvó a la familia de Muriá de las garras del franquismo.
Díaz Reynoso, por su parte, uno de los mayores estudiosos de la obra del diplomático, sobre el cual está actualmente trabajando con TV UNAM en la realización de un documental, explicó el peso que tuvo la cultura durante la gestión política de Bosques. “Inauguraba grandes exposiciones, a las que acudían los sectores sociales más cercanos a Batista, mientras protegía –como lo había hecho toda su vida– a los luchadores comprometidos con la defensa de los derechos de las mayorías. No cualquiera”.
Ese carácter excepcional, resumido en la frase “No cualquiera”, es, al mismo tiempo, expresión de lo mejor de la política internacional de México. El compromiso permanente del embajador nacido en Chiautla de Tapia, Puebla, en 1892, que muriera con 102 años en Ciudad de México, en 1995, fue destacado por el investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Alberto Enríquez Perea, sobrino de Bosques Saldívar, en la presentación de su libro Gilberto Bosques en Cuba: los años axiales 1959-1960.
Durante dos días, investigadores de ambos países compartieron sus trabajos más recientes sobre el tema.
Destacó la presencia de la embajadora de México en Chile, Laura Moreno Rodríguez, coordinadora, junto con Gregorio Joaquín Lozano Trejo, actual titular del Archivo Histórico Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del libro De Fulgencio Batista a la revolución cubana: La diplomacia en tiempos de Gilberto Bosques.
“Para nosotros, como representantes de la Universidad Nacional, es un honor apoyar un foro académico de tan alto nivel, dedicado a uno de los diplomáticos más importantes de la historia de nuestra nación”, comentó Sandra Lorenzano, directora de la UNAM-Cuba.
En la clausura del foro, Díaz Reynoso hizo énfasis en la importancia del legado de Gilberto Bosques. Estando en Suecia como embajador, recibió el télex del presidente Adolfo Ruiz Cortines invitándolo a hacerse cargo de la sede diplomática en La Habana, con una misión muy clara: salvar vidas.
Esto sucedió en una fecha clave: el 26 de julio de 1953, el mismo día del asalto al Cuartel Moncada. Ahí empieza la historia. “Bosques protegió a los jóvenes dirigentes del movimiento, posibilitando su refugio en nuestro país, y fue una figura clave en el apoyo de México al proceso revolucionario cubano, en el contexto internacional”.