Estrenos virtuales en el Festival El Aleph
Salir al mar…: nostalgia por el teatro presencial
S alir al mar o La belleza de dejarse matar por una espada de madera fue el trabajo de titulación de la generación 2018 del Centro Universitario de Teatro (CUT). El montaje, dirigido por Conchi León, dramaturga, actriz, directora y docente, reunió a un grupo de jóvenes actrices y actores que expresaron a través de la pantalla su nostalgia por el teatro presencial, “como lugar de lo no dicho, de los secretos revelados y de las despedidas inconclusas”.
Su estreno virtual fue en El Aleph. Festival de Arte y Ciencia 2021. Para la propia dramaturga yucateca, la obra consiste en “ejercicios unipersonales de los exalumnos del CUT a partir de monólogos alrededor de anécdotas relacionadas con las clases. No hay personajes, son los estudiantes compartiendo las vivencias de otros y, en algunos casos, de ellos mismos”.
Salir al mar… es un continuo pase de lista para responder con un entusiasta ¡Presente!, seguido de reflexiones en cascada, ideas sueltas y testimonios íntimos como conjunción de sensaciones, sin que falten las quejas por esto y por aquello. Tomas cerradas de labios en movimiento perpetuo. Tomas abiertas para remarcar los puntos suspensivos de espacios vueltos a habitar un año y meses después de los primeros brotes de la Covid-19.
Teatro como existencia unipersonal frente a la cámara de un teléfono móvil. Textos que convocan tiempos generosos de libertad, de presencia escénica y expresión de corazones múltiples.
Actuaron Alondra Cuadrilla, Andrea Ruiz, Carlos Rodríguez, Daniela Aguilar, David Limón, Emiliano Guerrero, Emma Palmina, Gabriela Ladrón de Guevara, Jovanaa Andrade, Luz Barragán, Margareth Linares, Mariana López-Dávila, Priscila Rosado e Ytzel Torres. Todos ellos cuentan fragmentos de su vida de ficción y no ficción, dan pistas de sus territorios afectivos. Algunos nos hacen saber que son codependientes, hijas de padres divorciados, herederos de una masculinidad tóxica, temerosas alondras o actrices por empatía. Son cuerpos transparentes y se reacomodan como la vida en escena les da a entender.
En la puesta en escena el texto es la acción matizada por la palabra. ¿Dónde conectan las autobiografías? Quizás sea en el mar impredecible que es el escenario, o en el anhelo colectivo de querer espacios llenos de teatro, probablemente el vínculo esté en los momentos de sinceridad que se despliegan en cada historia, algunas de ellas cuestionadoras de lo que no se ha dicho uno mismo, y otras simple pretexto para revelar carismas a través de una dramaturgia audiovisual. En Salir al mar… se recuerda, inventa e imagina una ventana que deja ver el teatro cuerpo a cuerpo.
Puesta en escena por WhatsApp
Mientras la pandemia del coronavirus obligaba a los teatros a cerrar sus puertas, los artistas se replanteaban medios alternativos de exposición. Es así que un grupo de mujeres, en plena crisis sanitaria, funda en Ciudad de México el Colectivo Jermú, el cual ha concebido una obra de teatro para presentarse mediante una plataforma inexplorada por el gremio en nuestro país: la aplicación de mensajería WhatsApp. Se trata de Menos mal que es torpe y que me quiere. Si no me quisiera y fuera hábil, WhatsApp sería un arma horrible, estrenada en El Aleph.
A través de un chat grupal, del que forman parte más de 250 “usuarios espectadores” añadidos con anticipación, a lo largo de cinco días se cuenta la historia de Sofía y Michelle, quien es víctima de violencia digital. Con mensajes de texto, de voz, fotos, gifs, stickers y memes se va narrando lo que pasa alrededor de las protagonistas y cómo es que terminan mal las cosas entre ellas y Martín y Raúl, los personajes masculinos. Está configurado para que sólo los administradores-actores puedan escribir, y va cambiando de nombre conforme avanza la trama y dependiendo de quienes estén intercambiando mensajes en la conversación. Los chats-diálogos se publican en diferentes horarios a lo largo de los cinco días, y el “espectador” puede seguir la historia en tiempo real o leer el contenido cuando disponga de tiempo.
Dafne Nájera, Gayatri Morales Fragoso y Sara Flores crearon el Colectivo Jermú en junio de 2020 con un doble propósito: aplicar los conocimientos que adquirieron en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras, de donde recién egresaron, y llevar el feminismo hasta el escenario.
Lo primero fue un reto superlativo, pues en ninguna clase aprendieron a escribir, producir, ensayar y difundir obras mediante plataformas digitales de comunicación, se mofa Sara Flores. “Hemos investigado y no hay, al menos en México, una obra que tenga este formato. Nos gusta pensarnos como precursoras de esto en nuestro país”, dice entrevistada luego de la presentación.
Con respecto al feminismo, explica Dafne Nájera, no sólo se trata de abordar temas de género, sino de llevar un proceso creativo sin violencias patriarcales. “El colectivo surge de esta necesidad de creación. Y, además, de querer tener en el teatro un discurso feminista y de hacer obras con perspectiva de género”, añade.
Para Gayatri Morales, el formato digital no sólo innovó el teatro, sino que generó una suerte de democratización del consumo de actividades artísticas. “Se expande muchísimo el alcance y la posibilidad de llegar a públicos de distintos lugares”, menciona. Y tiene razón, pues los primeros espectadores de esta obra residen en al menos ocho entidades de la República Mexicana y en países como Alemania y Argentina.