Mesa de debate en Ciencias Políticas
Se debe apostar por la diplomacia multilateral y las negociaciones
El conflicto no es sólo entre esas dos naciones, sino también mediático, y confronta las visiones de Occidente y Rusia
La invasión de Ucrania por parte de Rusia debe ser condenada, simplemente no hay forma de justificarla. Empero, la convocatoria al diálogo y la realización de un primer acercamiento es una buena señal. Se debe seguir apostando por la diplomacia multilateral y las negociaciones específicas entre las partes, coincidieron académicos del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
En la mesa de debate sobre el conflicto en Ucrania, Alejandro Chanona Burguete dijo que los significados de esta crisis y esta guerra injusta implican el tema político, porque Vladímir Putin tiene un proyecto que va más allá de la seguridad regional y con el cual pretende alzar a Rusia como una potencia capaz de contrapesar a Occidente y, en particular, a Estados Unidos, especialmente en materia militar.
El presidente ruso, añadió, está invitando a valorar si estamos frente al nacimiento de un nuevo balance de poder; él siempre estuvo convencido de la invasión, bajo el planteamiento del interés nacional. “Creo que hay un dejo de sentir que Ucrania les pertenece, y proyecta una visión al margen del derecho internacional y la diplomacia”.
Ante tal escenario, dijo, China ha sido muy prudente al tratar de no descalificar, pero tampoco de dar su apoyo decidido a Putin. El gigante asiático es un gran jugador en esta nueva balanza de poder y el futuro de las armas nucleares. “Todo indicaría que el presidente ruso no va a descansar hasta derrocar al gobierno de Zelenski; no concibe la posibilidad de que Ucrania se sume a la Unión Europea ni que sea parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte”. No estamos ante una nueva Guerra Fría, pero sí ante una crisis de las instituciones internacionales liberales que no han podido traer a la mesa de negociación a Putin.
Para Carlos Ballesteros Pérez, la situación que se vive en Ucrania es delicada y trágica, “algo que nadie quería ver”, y más que un error del presidente ruso, es un crimen. “Vemos no sólo un movimiento militar, sino además un cambio mayor que corresponde a la evolución del sistema internacional contemporáneo”.
Se trata del regreso de la política de las grandes potencias, donde Rusia plantea enormes retos en materia de geopolítica y de la capacidad institucional para hacer frente a la crisis representada por esta invasión. Se ha establecido una especie de triángulo del cual forman parte Estados Unidos, como potencia principal; Rusia, como potencia regional y militar; y China, como potencia global emergente.
Adán Rodríguez Pérez consideró que el conflicto que vemos no es sólo entre esas dos naciones, sino también mediático, y confronta las visiones de Occidente y Rusia. El mandatario ruso esboza una serie de puntos para justificar su estrategia, en los cuales se encuentra una cuestión histórica: para él, Ucrania constituye un punto de su identidad.
Putin, opinó, no busca proyectar una guerra a largo plazo, porque sería muy costosa y su país no es muy fuerte en términos económicos. Además, las sanciones comerciales y financieras afectarán la economía del país que dirige.
Guadalupe Michelle Balderas Escutia mencionó que se vive una situación crítica. Una vez concluido el primer acercamiento entre las partes, se ha prometido una segunda ronda de negociaciones en los próximos días. Uno de los objetivos primordiales de dichos encuentros será el cese total al fuego en territorio ucraniano.
Mientras, las sanciones económicas contra los rusos ya han comenzado a ocurrir, con las implicaciones que tendrán para la población y el gobierno. Ellos mismos las califican como las más grandes en la historia de su país. En este contexto, el tema energético se verá afectado de manera importante.
Finalmente, en la sesión moderada por Genaro Beristain Aguilar, Talya Iscan afirmó que se puede descartar el discurso y la posibilidad del expansionismo ruso. Más bien se trata de una reacción defensiva: “El discurso del imperialismo que viene desde la historia no aplica en esta ocasión”.
Lo que está pasando, opinó, es una guerra entre dos potencias principales, Estados Unidos y Rusia, pero en tierras ucranianas. Hoy “estamos en una crisis mundial que surgió de un conflicto regional, pero que se agravó dado que se hallan involucrados muchos actores fuera de la región”, principalmente la Unión Americana.
No se debe buscar un culpable ni caer en el fanatismo de la bipolaridad mundial; los posibles problemas humanitarios que van a surgir y los flujos migratorios nos pueden llevar a un escenario todavía más drástico que el actual, concluyó.