Principalmente en memoria y habilidades de razonamiento

Se generan cambios neurocognitivos antes y después del parto

Éstos son sostenidos hasta seis años posteriores a dar a luz, y predicen conductas de crianza como el apego

Promueven la ausencia de hostilidad, algo esencial para la relación con el bebé.
El embarazo genera cambios neurocognitivos en las mujeres. Estas modificaciones implican a las hormonas, influyen en las emociones y se afectan por factores sociales, por lo que es un proceso multifactorial, sostuvo Azalea Reyes Aguilar, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

Al realizar estudios del cerebro de mujeres antes y después de la gestación, las pacientes mostraron cambios significativos en la memoria y en las habilidades de razonamiento, factores que las acercan a la crianza, explicó.

Reyes Aguilar, integrante del Laboratorio de Neurocognición Social de la FP, ofreció una conferencia virtual sobre el tema durante el segundo ciclo de conferencias Fronteras en la Cognición, organizada por esa entidad.

En el evento, moderado por Octavio García González, profesor de la FP, la ponente explicó que durante el embarazo hay un aumento de hormonas como la progesterona, el estradiol, el cortisol, la oxitocina y la prolactina, las cuales se reducen drásticamente después del parto, pero ocasionan cambios en el sistema nervioso central y en la conducta.

“Estos niveles hormonales altos durante la gestación tienen efectos cognitivos y emocionales, como un déficit en la memoria y un aumento en la reactividad emocional”, señaló la académica.

Detalló que durante el proceso para tener un hijo, aumenta el volumen de la hipófisis, glándula de secreción interna del organismo que está en la base del cráneo y se encarga de controlar la actividad de otras glándulas y de regular determinadas funciones del cuerpo, como el desarrollo o la actividad sexual.

“En esta etapa las mujeres tienen más actividad reactiva hacia estímulos sociales, y un menor desempeño que se alarga del embarazo al posparto”, indicó.

Añadió que en este periodo hay una disminución de la materia gris, región que forma parte del cerebro social y permite funciones cognitivas que preceden a la calidad de la crianza y promueven la ausencia de hostilidad, algo esencial para la relación con el bebé.

Posparto

“Está comprobado que, durante el posparto, las mujeres tienen una mayor respuesta neuronal ante su hijo que frente a otros bebés”, afirmó.

También, hay una mayor actividad del sistema límbico, asociado a las emociones y a sistemas de recompensa, así como una conectividad entre la amígdala (estructura relacionada con el sistema emocional del cerebro y moduladora de la memoria) y el núcleo accumbens (interfase neural entre motivación y acción motora que participa de manera decisiva en la ingesta, la respuesta al estrés y la recompensa). “Con esta asociación se logra más estructura en la conducta materna”, comentó.

Reyes Aguilar mencionó que el embarazo es una adaptación neurocognitiva que permite la transición a la crianza, modulado por el sistema endócrino y por un proceso madurativo de especialización neurocognitiva.

Destacó que los cambios neurocognitivos hacia la maternidad son sostenidos después del parto (hasta seis años) y predicen conductas de crianza como el apego y la reducción de la hostilidad.

“Estos procesos son multifactoriales, lo que lleva a una diversidad de trayectorias hacia la maternidad”, subrayó.

Actualmente, el embarazo se considera como un proceso de adaptación neurocognitiva que permite la transición hacia la maternidad. “Es un proceso que hace posible la especialización de ciertos circuitos”, finalizó la especialista.

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