Proceso complicado que necesita acompañamiento
Tabaquismo: adicción que se puede combatir
Clínica de la Facultad de Medicina ofrece atención integral a todos los interesados en terminar su dependencia a la nicotina
Seguramente has escuchado a un fumador decir: ‘hoy, dejo el cigarro’, sólo para regresar a él con el paso de los días. Eliminar la adicción a la nicotina es un proceso complicado, que necesita acompañamiento y supervisión profesional para llegar a buen puerto. Es por ello que en la Facultad de Medicina (FM) funciona desde hace más de dos décadas la Clínica contra el Tabaquismo.
“El inicio de actividades de la clínica fue el 31 de mayo del 2000, fecha simbólica para nosotros porque es el Día Mundial sin Fumar. Hemos tenido diferentes etapas, en algún momento –muy al principio– se pensó que debía ser sólo para universitarios; sin embargo, afortunadamente, se cambió esa idea y hoy en día es de acceso libre para todo aquel que quiera o que necesite dejar de fumar. Lo único que tienen que hacer es acercarse a nosotros”, relató Guadalupe Ponciano Rodríguez, actual coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la FM de la UNAM.
Seguimiento posterior
El equipo de la clínica está conformado por un médico general de planta, dos odontólogos, y Ponciano Rodríguez, quienes son apoyados por un grupo de estudiantes. El tratamiento consiste en sesiones de terapia grupal a lo largo de 12 semanas –las cuales se realizan semanalmente y duran 60 minutos–; además, como un apoyo adicional, se utiliza un pódcast al que pueden recurrir los pacientes en cualquier momento del día.
“Terminando ese tiempo, damos seguimiento a los 3, 6 y 12 meses. Una vez cumplidos el año, les damos de alta y un diploma. Todas las personas saben que pueden seguir en contacto con la clínica. Esto es muy importante en adicciones, porque otros programas solamente apoyan a las personas en dejar de consumir la droga que sea –en este caso tabaco– y al terminar simplemente les dicen adiós”, señaló la especialista.
Además apuntó: “Hemos observado a lo largo de todos estos años de experiencia que una de las cuestiones más relevantes es el seguimiento de los pacientes; resulta esencial que ellos sepan que tienen un lugar donde acudir si en determinado momento sienten que van a recaer. Es algo muy importante porque las adicciones son padecimientos que tienen como característica la recaída, es muy difícil que una persona que deja de fumar por primera vez se mantenga así para el resto de su vida. Generalmente, se ha comprobado en varios estudios, tendrán varias recaídas antes de lograr la abstinencia.
“Necesitamos saber después de cada recaída qué fue lo que la causó y que se resuelva esa situación. Puede haber un promedio de cinco recaídas antes de que un paciente consiga dejar la nicotina, que es altamente adictiva; por eso tenemos que trabajar muy de cerca”, añadió la autora del libro Tratamiento integral del tabaquismo.
Asimismo, comentó que la pandemia trajo una transformación a la clínica, ya que la experiencia les permitió trasladar las actividades a la virtualidad. Esto, a su vez, ha permitido que pacientes de todo el país se acerquen a los especialistas y consigan abandonar la nicotina de manera exitosa, además de reducir sus niveles de ansiedad al eliminar los traslados hasta Ciudad Universitaria y participar de la terapia desde la comodidad de casa.
¿Cómo saber si tengo un problema?
Sobre la cuestión, Guadalupe Ponciano Rodríguez apuntó: “Hay una pregunta muy importante para identificarlo: ¿cuánto tiempo pasa entre que te despiertas por la mañana y fumas tu primer cigarro? Esa pregunta es vital. Si tú pasas menos de cinco minutos después de abrir los ojos y fumas tu primer cigarro, te puedo asegurar que tienes una alta dependencia física a la nicotina y que vas a necesitar apoyo para dejar de fumar. Lo que pasa a lo largo de la noche es que durante el tiempo de sueño –la nicotina tiene una vida media de alrededor de dos horas– baja la concentración de nicotina de manera muy importante en el organismo y se presenta como en todas las adicciones lo que se llama síndrome de abstinencia; entonces, la persona fumadora abre los ojos por la mañana y lo primero en que piensa es que necesita su dosis de nicotina, su cuerpo realmente la necesita”. A esto se llama dependencia física.
“En el caso de la nicotina también se genera –como con todas las drogas– una dependencia psicológica, es decir, hay una serie de creencias, atributos o emociones que el fumador va construyendo alrededor del tabaco y el tabaquismo, es decir del acto de fumar. Muchos si no tienen un cigarro en la mano, no se sienten seguros en una reunión social, sienten que no expresan su personalidad. Que se ven más guapos, más interesantes o atractivos para el sexo opuesto cuando fuman”, otros ven al cigarro como una compañía, como un amigo, dijo la investigadora.
Concluyó que “el error más importante es pensar que, a pesar de tener una dependencia física o psicológica, lo pueden hacer solos. Ese clásico valor mexicano: ‘yo voy a dejar de fumar cuando quiera…’. En la mayoría de las ocasiones no es posible, ya que muchos tienen un síndrome de abstinencia fuerte, muy severo, que está constituido por varios signos y síntomas. Los más importantes son, por ejemplo, cambios muy bruscos de humor, irritabilidad, ansiedad, insomnio, temblor en las manos, sudoración, sensación de que algo va a ocurrir, aumento del apetito, entre otros”. Ante este malestar lo más probable es que el fumador vuelva a consumir tabaco. Es por esto necesario el apoyo profesional y acudir a un programa de cesación bien estructurado que haya demostrado su eficacia.
La coordinadora pidió a los interesados en el programa escribir al correo protocolo. contra.el.tabaquismo@gmail.com o llamar al 5556232300, exts. 32446 y 43102.
Testimonios
“¿Vas a dejar de fumar? Mientras no me multen, no”
Rafael Paz
Era común ver a fumadores disfrutar –acompañados o en soledad– de un cigarro en terrazas de restaurantes, estadios, parques, calles, plazas o, incluso, en la playa al tiempo que conseguían un buen bronceado. Sin embargo, esos tiempos terminaron con la recién promulgada Ley General para el Control del Tabaco que prohíbe consumirlo, así como otros productos derivados en espacios públicos 100 por ciento libres de humo.
La normativa, que comenzó a aplicarse el pasado 15 de enero, pretende proteger a los no fumadores de los posibles daños de la exposición a la nicotina y el humo del tabaco. Los fumadores pueden recibir una sanción de hasta 20 mil 700 pesos por su incumplimiento, mientras que la cifra alcanza los 828 mil pesos en el caso de los establecimientos.
Para la internacionalista Nancy E., quien nunca ha consumido productos de tabaco, el anuncio de esta nueva ley sólo causó confusión: “es un tanto extrema, pero está bien porque la mayoría no fuma y se ve afectada por ese humo”.
Es un sentimiento que comparte otro no fumador, Eric O. –quien es docente en una universidad pública–: “Es una completa exageración, me parece que estaba bien prohibirlo en lugares cerrados públicos. Deberían concentrarse en crear leyes más fuertes para problemas mucho mayores”.
En el caso de Mónica C., una empresaria que empezó a fumar durante la secundaria, la ley antitabaco no aparenta ser muy diferente de la aprobada en 2008, que prohibía fumar en espacios cerrados y, en su opinión, sólo crea mayores oportunidades de corrupción: “En realidad muchos lugares ya lo aplicaban, no hay mucha diferencia práctica. Podías estar en terrazas amplísimas en un piso 30, casi con vientos huracanados y no te dejaban fumar de todos modos. Lo que me preocupa es que es el primer paso para que me multen por fumar en la calle o mientras caminas; como en Japón, nos van a terminar encerrando en microcabinas horrendas”.
Además, agregó, no planea detener su consumo: “en lugares que lo permitan, sí voy a seguir; en la calle y mientras camino, sí, mientras no me multen”.
Un problema, apuntaron varios de los entrevistados es que la nueva normativa no ofrece opciones de tratamiento para los fumadores o que los ayuden a dejar su adicción. “Está toda mal hecha y es floja. La gente que hace leyes no quiere darse cuenta de que la prohibición de algunas sustancias no soluciona nada”, subrayó Geraldine O., quien trabaja como copy para una importante empresa de cosméticos.
Así lo explicó el publicista Luca B., orgulloso fumador desde los 10 años mientras prendía un cigarrillo: “no me parece que los que están fumando marihuana en la calle no tengan problema, pero si tú estás fumando cigarro, sí tienes problemas. Es absurdo. La realidad es que las campañas publicitarias no funcionan, solamente porque el gobierno diga vamos a empezar a prohibir, ¿vas a dejar de fumar? La realidad es que no. Deberían de abrir lugares para dejar de fumar de manera más científica”.