El ejercicio está basado en información fidedigna

Teatro documental en El Chopo: reflexiones sobre la vejez y la memoria

Sin fecha de caducidad. Foto: cortesía Cultura UNAM.

El teatro documental, basado en información fidedigna que se recopila de muy diversas maneras, tiene una utilidad social inmediata, que se transmite de manera amable al espectador por medio del aparato dramatúrgico. Así sucede con dos obras que se presentan este mes en el Museo del Chopo.

Nadie está preparado para la vejez. Por lo que esta etapa de la vida se acompaña de incertidumbre, contradicciones y de la incomprensión de la sociedad. En respuesta, la dramaturga y directora Edurne Goded creó Sin fecha de caducidad, un ejercicio escénico en el que expone las opiniones de una amplia diversidad de mujeres.

La puesta en escena tendrá temporada en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo, del 8 al 11 de agosto. El trabajo es desarrollado por la Compañía Verbo Delta, creada por la dramaturga, quien explicó que “se trata de mostrar que esa sensación de invisibilidad tiene su origen en una imposición social patriarcal”.

Las actuaciones están a cargo de Mónica del Carmen, Regina Flores Ribot y Tae Solana, quienes representan diferentes etapas de la vida. “La sociedad impone cómo deben portarse las mujeres; un mandato completamente alejado de la realidad, que ignora las diferentes facetas por las que todos atravesamos en la vida”, agrega Goded.

Para entender el origen de estas consideraciones, se recopilaron los testimonios de alrededor de 100 mujeres de diferentes edades, para luego dividir sus comentarios en bloques de edad, de 35 a 45, de 45 a 60 y de 60 en adelante. “Así determinamos un patrón de cuáles son las emociones por las que atraviesan en distintos momentos de vida. Además contamos con la colaboración de Ana Luisa Gamble Sánchez-Gavito, directora de Gerontología del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, y con la periodista Paty Kelly, del programa Aprendiendo a envejecer”, relata la titular.

“Llegamos a la conclusión de que, a partir de los 30, las mujeres empezamos a volvernos invisibles para la sociedad. La dramaturgia que desarrollamos evita hacer una caracterización de la vejez en los personajes, para en cambio lograr que evoquen la tristeza que provoca el paso del tiempo”.

Sin fecha de caducidad está dividida en tres secciones que corresponden a tres etapas de la vida. Edurne Goded consideró que “como sociedad debemos trabajar para que todos tengamos una mejor vejez. La obra es de corte familiar, incluso para adolescentes, pues la vejez es una etapa inevitable”.

Nombres de combate

Conocer la historia de las dictaduras en América Latina provoca reflexiones profundas sobre temas vigentes. Martín López Brie es el director y dramaturgo de Nombres de combate, montaje creado a partir del testimonio de cuatro personas sobrevivientes de la dictadura Argentina del siglo pasado. Se presentará también en el Foro del Dinosaurio del Museo del Chopo, del 22 al 25 de agosto.

De manera lúdica, el autor señala: “Si les interesa reflexionar acerca de la política, la historia, las anécdotas familiares y el ‘chismecito rico’, aquí los van a encontrar”.

Consideró que vivimos en una época de polarización social similar a la ocurrida en los años 70 en América Latina, que se dividió en dos bloques: capitalismo y socialismo. “Existe mucha efervescencia política, como ocurrió entonces, pero las razones son diferentes, pues estamos frente a un avance muy peligroso de las ultraderechas, con unas izquierdas muy tibias y timoratas, además de que ocurre en todo el mundo”.

Nombres de combate se estrenó en 2021, por lo que el director ha tenido la oportunidad de madurar el trabajo escénico y de nutrirse con la opinión del público. En particular, del contraste entre quienes vivieron la dictadura y las generaciones contemporáneas. A partir de lo cual Martín López Brie concluyó que los jóvenes reclaman hoy el mundo heredado, tanto argentinos como mexicanos, aunque comparten la misma disputa ideológica y política.

“Las reflexiones están dirigidas al público contemporáneo, que aparentemente no tendría nada que ver con la dictadura en Argentina, pero su contenido es universal y vigente. La obra apuesta a lograr que la memoria colectiva se active, a pesar de tener contextos y experiencias distintos, alejados de lo ocurrido en Argentina. La idea se originó en una sobremesa con mis padres, mis tíos y con amigos de ellos que vivieron esa época”.

“Lo primero que encontré fue que aunque se tratara del mismo acontecimiento, cada uno lo recordaba de manera distinta. Más que crear personajes, decidí entonces que los actores invitados representarían a cada uno de ellos desde sus recuerdos. El público encuentra así puntos de identidad, incluso divertidos, pues como en toda conversación familiar, no faltan los chistes ni los chismes”.

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