Cada año, 9.6 millones de personas mueren de cáncer en el mundo, según cifras de la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), la organización mundial más grande y antigua contra esa enfermedad, que estima que esa patología es la segunda causa de muerte en el planeta.
Al menos un tercio de los cánceres se puede evitar, y 65 por ciento de las muertes ocurre en países de ingresos medios y bajos. La UICC estima que podrían salvarse hasta 3.7 millones de vidas al año con estrategias de prevención, detección temprana y tratamientos adecuados.
En el Laboratorio Nacional en Salud de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, dedicado al diagnóstico molecular y efecto ambiental en padecimientos crónicodegenerativos, un grupo de científicos trabaja en estrategias para hacer realidad la detección temprana del cáncer.
“Entre 10 y 15 por ciento de los casos se deben a una causa genética y en este tipo de situaciones trabajamos en etapas tempranas, incluso antes de que se exprese la enfermedad”, señaló Felipe Vaca Paniagua, investigador de la FES Iztacala y participante del Laboratorio Nacional en Salud.
Oportunidad
El especialista explicó que, además de la detección temprana, es fundamental ubicar lo más pronto posible los casos de recurrencia en cáncer, idealmente en su fase asintomática, para generar un tratamiento adecuado y oportuno que lleve a la cura.
Uno de los principales problemas en esta área de conocimiento, es la falta de detección a tiempo de los diferentes tumores, falta de pruebas específicas, poco invasivas y de alta certeza. Además hay una carencia de biomarcadores precisos y de marcadores genéticos que pudieran ser predictivos del desarrollo, así como de la respuesta a tratamientos de estos males crónico degenerativos. Es en este campo en el cual concentran sus esfuerzos Vaca y sus colaboradores para crear nuevas herramientas diagnósticas a nivel genético y molecular.
En colaboración con diversos hospitales públicos del sector salud, Vaca utiliza muestras sanguíneas de pacientes con cáncer, que analiza en Iztacala para lograr marcadores genéticos tempranos.
“Ubicamos cuáles pacientes pueden tener una alteración genética hereditaria y les hacemos una prueba de secuenciación de un panel muy amplio de 143 genes. En el Laboratorio Nacional de Salud tenemos la tecnología para hacer la secuenciación y la interpretación de las alteraciones genéticas que encontramos”, expuso.
De esos 143 genes, 11 son muy importantes en términos del riesgo que el paciente tiene para el desarrollo del cáncer. De los demás, aún no se conoce a fondo cuál es su papel; sin embargo, los estamos estudiando, porque eventualmente se definirá su implicación en la enfermedad.
“Una vez que hacemos el análisis e identificamos una alteración genética patogénica, la confirmamos con diferentes tecnologías. La persona tiene dos beneficios: detectar tempranamente la recurrencia de la enfermedad y hacer una búsqueda dirigida de tumores adicionales; esto se puede extender a los familiares del paciente”, mencionó.
Recientemente, Vaca y su grupo publicaron dos artículos científicos relevantes. El primero (de 2018) caracterizó más de 300 mujeres con cáncer de mama hereditario y encontraron que tienen 23 genes alterados. El segundo (de 2019), realizado en cinco países de América Latina (Colombia, Argentina, Perú, Guatemala y México), fue para estudiar el componente genético en el ámbito regional.
¿Qué es?
El cáncer se presenta cuando los cambios que se producen en un grupo de células normales del organismo generan un crecimiento anómalo e incontrolado que da lugar a un bulto llamado tumor; esto ocurre con todos los cánceres, a excepción de la leucemia (cáncer de la sangre), en el que las células malignas reemplazan a las sanguíneas.
Si no se tratan, los tumores pueden crecer y diseminarse por el tejido normal circundante o a otras partes del organismo a través de la circulación sanguínea y del sistema linfático y pueden afectar al aparato digestivo, el sistema nervioso y al aparato circulatorio, o liberar hormonas que tal vez dañen a las funciones del organismo.
“El cáncer es una enfermedad generada por alteraciones genéticas que se van acumulando a lo largo de años o décadas y causan cambios en el metabolismo de las células. Eso se refleja en una mayor proliferación celular, una reducción en la muerte celular y, en las últimas etapas del cáncer, estas células se vuelven invasoras de otras regiones anatómicas, un proceso conocido como metástasis donde el mal se replica en otras zonas del organismo ocasionando tumores”, apuntó Vaca Paniagua.
Conmemoración
El Día Mundial contra el Cáncer es una iniciativa UICC que se conmemora desde el 4 de febrero de 2000, en el marco de la Cumbre Mundial contra el Cáncer para el Nuevo Milenio celebrada en París.
En la capital francesa se firmó la Carta de París, que tiene como objetivo investigar y prevenir el cáncer, mejorar la atención al paciente, aumentar la concientización y movilizar a la comunidad mundial para realizar un progreso contra este padecimiento, e incluye la adopción del Día Mundial contra el Cáncer.
“Una de las acciones más importantes de esta efeméride es la concientización de la población, pues hay causas ambientales y de estilo de vida que también son factores de riesgo, como la mala alimentación, sobrepeso y obesidad, falta de ejercicio físico y consumo de alcohol y tabaco”, concluyó.