Ante las complejas realidades sociales, las brechas de desigualdad y la pospandemia, el Trabajo Social se ha posicionado como una profesión medular para la intervención en los procesos sociales. “Los contextos cambiantes nos interpelan todos los días desde la formación y los campos profesionales para intervenir con los grupos sociales”, sostuvo Carmen Guadalupe Casas Ratia, directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS).
Esta disciplina en 2022 cumplió 90 años y la ENTS de la UNAM (la más grande del ramo en el país) celebra el próximo mes de octubre 50 años, agregó.
A propósito del Día Nacional de las y los Trabajadores Sociales, que se celebra hoy, Casas Ratia destacó que entre los retos de esta disciplina en México se encuentra la realización de más investigación para intervenir socialmente; incorporar el trabajo social digital como herramienta para acercarse a las comunidades; y seguir abriendo espacios laborales con perspectiva de derechos humanos, género e inclusión.
Nuevo rumbo
Por su parte, Leticia Cano Soriano, profesora de carrera de la ENTS y coordinadora del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales (CAACS) de la UNAM, consideró que la complejidad de los problemas sociales del país marca un nuevo rumbo para el Trabajo Social en México.
“Es un viraje que tiene que dar la profesión dados los acontecimientos que se han exacerbado en la actualidad, como la descomposición social causada por diferentes factores, entre ellos las violencias, la fragmentación del tejido social en México, las pobrezas, las persistentes desigualdades y las crisis enmarcadas en la emergencia social por la pandemia de la Covid-19”, aseguró.
Cano Soriano añadió que un reto importante para la Universidad es formar profesionales en Trabajo Social con un alto compromiso social y ético, con renovada vocación para la labor comunitaria e incorporar sus saberes especializados a la política social en México, a fin de profundizar en los estudios, investigaciones y diagnósticos de los problemas que estamos afrontando, por lo que “es fundamental tener mayor injerencia en las políticas públicas del país”, estimó.
A propósito del Día Nacional de las y los Trabajadores Sociales, que se celebra el 21 de agosto, comentó que esta profesión es de gran relevancia en México, donde tiene una tradición significativa, en especial por trabajar directamente con la población, en intervenciones sociales comunitarias y en colaboraciones multidisciplinarias, las cuales son indispensables para construir alternativas para hacer frente a los problemas sociales.
Dijo que las violencias sociales impactan en lo personal, familiar y colectivo. Por ejemplo, las desapariciones forzadas y los feminicidios, junto con las privaciones, carencias y desigualdades afectan indudablemente al tejido social familiar.
“El desarrollo comunitario y el trabajo colectivo es trascendental para lograr el bienestar social y resolver problemas comunes, así como para reivindicar los derechos sociales, conformar redes sociales humanas de apoyo con fines comunes para lograr mejoras sociales en la vivienda, la salud y los servicios básicos.
“Actualmente esas prácticas comunitarias han tenido que transitar para dar paso a las resiliencias ligadas al dolor, a las pérdidas que sufren familiares por las víctimas de feminicidios, de desapariciones forzadas, es decir, nos acoge el sufrimiento y la demanda por justicia, por lo que estos tejidos sociales se han resignificado y, con ello, los sentidos comunitarios”, acotó la universitaria.
Entornos complejos
La especialista consideró que colectivizar las penas y los dolores es producto de los entornos sociales complejos en que viven las comunidades, por lo que el Trabajo Social en la actualidad enfrenta muchos retos para la formación y el desarrollo de sus profesionales.
Cano Soriano recalcó que esta disciplina tiene que ver con todas las vertientes sociales que impactan a las sociedades humanas: derechos humanos; perspectiva de género; inclusión social; accesos a la salud, educación, vivienda y alimentación; problemáticas de mujeres, jóvenes, personas mayores, niñas, niños y adolescentes, personas con discapacidad, diversidades sexogenéricas, entre otras; asimismo, en asuntos asociados a las pobrezas y desigualdades sociales, pero también con el desarrollo social y humano, por citar algunos.
“Las y los profesionales de esta disciplina debemos prepararnos mucho para afrontar los retos sociales que actualmente se presentan, construir distintos marcos teóricos y metodológicos, estrategias y acciones pertinentes para nuestras intervenciones con familias y comunidades, y participar más activamente en la agenda pública nacional. Afortunadamente, hay muchos colegas trabajando todos los días desde estas complejas realidades”, resaltó.
En tanto, Casas Ratia recomendó continuar con la interdisciplina y transitar a la transdisciplina para hacer más visibles las desigualdades, como la precariedad económica y social, el deterioro del medio ambiente, los riesgos en la salud de las personas, las violencias y la desigualdad, cuestiones que se agudizan cada vez más en el mundo y con ello la atención multidimensional de dichas problemáticas.
Asimismo, precisó que, según datos del Instituto Mexicano de la Competitividad, hasta 2022 el total nacional de personas que estudiaron la licenciatura en Trabajo Social fue de 155,376.
La titular de la ENTS indicó que en el ámbito laboral en el campo de la salud hay un mayor desempeño. “De acuerdo con ese mismo instituto tenemos una tasa de ocupación del 95.3 % en promedio en la nación y de desempleo del 4.7 %.
Casas Ratia reconoció que las posiciones que viene ocupando el Trabajo Social desafortunadamente son el 87.5 % de los casos de subordinación, mientras como empleador es de apenas del 3.6 %.
En el caso de la ENTS, se trata de la escuela más grande del país en esta disciplina, con más de 3,500 alumnos, un ingreso de 1,500 estudiantes cada semestre y un egreso de 450 personas anualmente. Entre sus líneas de investigación destacan desarrollo humano, grupos socialmente vulnerables, desarrollo social y naturaleza, violencia y seguridad pública, Estado y políticas sociales, enfoque social de la salud, derechos humanos, justicia social y perspectiva de género.
Las especialistas coincidieron en señalar que Trabajo Social es una carrera inter y transdisciplinaria que permite potenciar lo más importante de las ciencias sociales, pues articula varias de las teorías y metodologías, pero buscando siempre un acercamiento con la realidad y las comunidades humanas.