Ver en el Viejo Oeste ahorcar a un forajido, a un guillotinado en París y la lucha a muerte de un gladiador en el Coliseo Romano era como un tour para los fuereños.
En 1996, los investigadores escoceses J. John Lennon y Malcolm Foley acuñaron la frase ‘dark tourism’ para nombrar al turismo en torno de la muerte y el dolor, a los recorridos por zonas de desastres naturales y de catástrofes causadas por el ser humano, a las visitas a lugares tétricos o misteriosos.
Los tours a puntos negros de la historia humana son conocidos también como turismo oscuro, turismo de dolor y muerte, turismo de duelo.
Algunos lugares donde ocurrieron hechos históricos desafortunados hoy son destinos turísticos. Por ejemplo, sitios de batallas históricas, de catástrofes, de genocidios y crímenes de guerra, de leyendas e historias sobrenaturales; lugares, abandonados, peligrosos, prisiones, campos de concentración, etcétera.
Destinos emblemáticos
Dinorah Enríquez, maestra en geografía por la UNAM y especialista en turismo religioso, nos da un tour por el controversial tema del turismo oscuro.
No hay país que se salve de un evento desafortunado que marcó un lugar que actualmente es imán turístico. Unos son más emblemáticos y ‘populares’ que otros, por su simbolismo histórico, por sus leyendas urbanas, por algún personaje, por el riesgo asociado o por la celebración a la muerte.
Pese a la radiación (aunque a niveles inocuos), Chérnobil atrae a turistas de diversos países. Pripiat, la ciudad fantasma de Ucrania, conserva las cosas como las dejaron sus habitantes. Cuando los desalojaron por las explosiones de la planta nuclear en 26 de abril de 1986, creían que regresarían a sus casas.
Un atractivo tétrico de París son las catacumbas que hay bajo toda la ciudad. Son una red de túneles y cuartos subterráneos que fueron canteras de roca caliza. Por la peste y saturación de cementerios, en 1786 se comenzó a depositar ahí a los muertos por las epidemias. Se calcula que hay unos seis millones de personas en las catacumbas.
Auschwitz, los campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi en Polonia, son otro sitio de turismo oscuro. Hiroshima, donde EU tiró una bomba atómica, también es destino emblemático para el turismo de duelo e incluso espiritual.
Pompeya mantiene su magnetismo turístico por el desastre que causó el Vesubio. El volcán dejó una ciudad destruida, con gente petrificada. Ahora está en riesgo su conservación, por el ajetreo de visitantes.
América también tiene lugares atractivos para los amantes del turismo oscuro. En Estados Unidos, por ejemplo, la Zona Cero del atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas de Nueva York es uno de los sitios más visitados.
En Chile está la Isla de la Muerte. Es una zona abandonada con tumbas donde yacen los restos de gente que se cree murió por una peste o por una intoxicación.
En Colombia, la casa de Pablo Escobar es un sitio que atrae a este tipo de turismo, que quiere conocer la vida del narcotraficante, fundador y líder del Cartel de Medellín.
Un atractivo turístico de Brasil también son sus favelas. Casas apiladas y asentadas en cerros, con alto grado de marginación. Por sus calles se realizan tours para ver su forma de vida y experimentar de cerca el peligro.
En México, un punto similar es Tepito. Hay tours para conocer por dentro el barrio bravo, de gran tradición cultural. Ahí se adora a la Santa Muerte, hay venta ilegal de todo tipo de artículos; a veces asoma la violencia, pero también el movimiento Arte Acá.
Otro lugar popular es la Isla de las Muñecas en Xochimilco. Dos cosas atraen a los visitantes. 1. La leyenda de la niña que se ahogó enredada en los lirios y cuyo cuerpo fue encontrado en la orilla de la chinampa de Don Julián. 2. Su paisaje macabro con muñecas sin ojos, destartaladas, despeinadas, con sus vestidos rasgados.
Turismo oscuro asociado a la muerte también es el Día de Muertos, tradición mexicana de fama mundial. Mixquic, en la alcaldía Tláhuac, y el Lago de Janitzio, en Michoacán, atraen a miles visitantes de otros países.
Para no perderse
Enríquez, tesista doctoral del Posgrado en Geografía (enfoca su investigación sobre turismo religioso y la Virgen del Carmen) advierte sobre los riesgos del turismo oscuro.
Visitar Chernóbil requiere de guías para adentrarse por sus calles y casas. Aunque hay quienes entran clandestinamente.
Sin un guía es fácil perderse en los recorridos por las catacumbas de París. La visita oficial sólo comprende el 0.5 por ciento de los túneles. La restricción es por el riesgo de derrumbes.
Incluso en la Isla de las Muñecas hay guías que cuentan su historia y leyendas. También en los tours a Tepito. Es una zona complicada para los fuereños, sean mexicanos o extranjeros.
El ‘dark tourism’ tiene una relación directa con el turismo cultural. Quien visita Auswichz o Hiroshima no solo aprende algo nuevo como quien va al Museo de Louvre o a Teotihuacán. Se sensibiliza, adquiere conciencia.
El visitante a Auschwitz, lugar lúgubre, con una historia triste, se pregunta por qué los genocidios. Hiroshima (con el Museo de la Paz, La llama de la Paz, el monumento en memoria de los niños que murieron durante el bombardeo) recuerda al visitante un hecho trágico para la humanidad.
Pompeya nos advierte sobre la vulnerabilidad humana ante sismos, tsunamis, erupciones volcánicas y otros fenómenos naturales.
Gratis, o con costo
Aunque no hay una derrama económica como la que deja el turismo de playa, el turismo oscuro tiene potencial económico. Algunos sitios son gratis, pero en otros la entrada tiene un costo.
Los tours a la ciudad fantasma de Chérnobil tienen un costo de dos mil hasta 15 mil pesos. El precio depende de si va uno en un tour colectivo o solo con el guía.
Para los amantes de las catacumbas de París, el tour cuesta aproximadamente unos dos mil pesos. Los ingresos clandestinos a los túneles, sin guía, son por alcantarillas.
La entrada a Pompeya, ciudad italiana sepultada durante casi 17 siglos por la ceniza y la roca del Vesubio, y que es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, cuesta unos 400 pesos.
En Hidalgo, México, hay recreaciones del paso de migrantes. Por curiosidad, algunas personas pagan por vivir la experiencia de quienes, estafados por polleros y acosados por narcos, cruzan la frontera para llegar a Estados Unidos.
Controversial, el turismo oscuro nos ilumina sobre esos puntos negros de la historia de la humanidad para que no los repitamos.