Eutanasia
Un consuelo, poder elegir nuestro final
Tenemos que revisar por qué nos cuesta tanto trabajo aceptar y saber que se puede decidir sobre dicho asunto, indicó Asunción Álvarez del Río, de la Facultad de Medicina
El actor francés Alain Delon, icono del cine en los años 70 del siglo pasado, anunció que recurrirá al suicidio asistido luego de padecer un infarto cerebral en 2019 y haber perdido a su pareja sentimental unos meses después.
Para Asunción Álvarez del Río, profesora e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, es muy favorable que una figura pública como el actor comparta su decisión. “Podría haberlo hecho en secreto sin ningún problema, pero creo que está muy bien que lo exprese, porque es alguien en quien se van a fijar, que a mucha gente le importa lo que le pasa”, dice la especialista.
Un dilema moral
La eutanasia tiene un componente moral en el que parece que escoger la muerte está mal, “es lo que hay que revisar: ¿por qué si uno pasa eligiendo todo el tiempo a lo largo de la vida y haciéndose responsable por qué no puede optar por la muerte? Claro, hay personas cuyas creencias les dicen que no tienen derecho a elegir sobre su vida, sobre el final, porque tu vida no te pertenece. A quien crea esto, le sugeriría que lo verificara, porque para todos los que se sienten dueños de su vida y que han venido eligiendo a lo largo de ella, qué consuelo saber que también pueden decidir sobre esto”.
La gente no tiene que estar “en condiciones en las que ya no agradece vivir… tenemos que revisar por qué nos cuesta tanto trabajo aceptar y saber que se puede escoger cómo será el final, tener seguridad que será sin dolor, que puede ser acompañado por quien uno quiera”, comenta la experta.
“Acabo de leer el prólogo del libro This is assisted dying (Esto es la muerte asistida), de Stefanie Green, y me asombró mucho la definición que da: ¿Qué tal si usted pudiera decidir al final de su vida exactamente cuándo y dónde sucederá su muerte? ¿Qué tal si en lugar de morir solo o sola, en medio de la noche, en la cama de un hospital, usted pudiera estar en su casa y morir a la hora que escogiera? Usted podría decidir quién estaría en el cuarto acompañándolo, tomando su mano o dándole un abrazo mientras deja esta Tierra. Y ¿qué tal si el doctor puede asegurarle que su muerte será suave, tranquila y digna? ¿Qué tal si usted puede planear una conversación final con cada una de las personas que ama? Usted ya no vería la muerte de la misma manera.”
Negación
“Únicamente se mueren los que están vivos –apunta la doctora en Bioética y añade–: Es parte de la vida, de estar vivos. Desde el momento en que nacemos, podemos morir. Es cierto que formamos parte de una sociedad negadora de la muerte, lo cual se ha dado con cambios que responden afortunadamente y en gran parte, a los grandes avances de la ciencia y la tecnología, que dan como resultado la prolongación de la vida, el que se pueda hacer tanto por curar enfermedades que antes eran mortales o por sustituir órganos vitales. Todo esto ha hecho que la vida se alargue. También se dieron cambios que hicieron que la gente fuera más a los hospitales en lugar de morir en la casa porque había oportunidad de ofrecer algo, pero eso se fue convirtiendo en mandar a la muerte lejos, en ya no querer hablar de ella. Entonces perdimos esa familiaridad con la muerte y lo que antes ayudaba a prepararse para la muerte, que era poder hablar de ella, compartir con otros los temores o los dolores. La sociedad ha hecho que no queramos la muerte y que no pensemos en ella. Así, cuando se presenta o cuando aparece el recordatorio de que vamos a morir solamente nos da miedo.”
Para la autora del libro Un adiós en armonía. Una invitación para aceptar la muerte y abrazar la vida ese miedo ha hecho que no estemos preparados para enfrentar la muerte, y esta negación ha hecho que mucha gente fallezca peor, porque se siguen dando tratamientos que no sirven, porque nadie habla de lo que está pasando. Esto ha llevado a algunas personas a adquirir conciencia, pensar en las opciones que se tienen.
Reflexión
Aunque no nos guste, tenemos que recordar que todos vamos a morir, es algo innegable, asegura Álvarez del Río. “No sabemos cuándo. Es muy probable que sea como pacientes de enfermedades, porque así es como muere la mayoría de la gente, y bien trataremos de curarnos; puede ser que esto no se consiga, entonces es posible que queramos elegir terminar la vida y hacerlo de la mejor manera, con ayuda médica que haga que nuestra muerte sea sin dolor y que podamos estar acompañados, que podamos cerrar así nuestra vida de la mejor manera para nuestro bien y de los que se quedan. Hago esta invitación a reflexionarlo”.