Centro Universitario de Enfermería Comunitaria de la FENO

Un espacio con doble naturaleza: formación de estudiantes y apoyo social

Algunas de sus tareas son la atención en consultorios y la consejería en enfermería; la toma de glucemia capilar y presión arterial, además de sutura, curación de heridas y supervisión del seguimiento en la administración de medicamentos

El Centro Universitario de Enfermería Comunitaria (CUEC), de la Facultad de Enfermería y Obstetricia (FENO), tiene una doble naturaleza: es tanto un espacio de formación como de atención comunitaria, explica Ana Rita Castro, responsable académica del CUEC, y añade: “El énfasis está en lo comunitario desde una estrategia de atención primaria”.

El Centro tiene varias tareas fundamentales: la atención en consultorios y la consejería en enfermería; la toma de glucemia capilar y presión arterial, además de sutura, curación de heridas y supervisión del seguimiento en la administración de medicamentos; y, como último punto, para las infancias existen actividades de estimulación oportuna, mientras que para los adultos mayores hay un acompañamiento al proceso de envejecimiento.

Los visitantes

Es muy de mañana y los pasantes de enfermería del Centro Universitario de Enfermería Comunitaria ya andan los caminos del barrio de San Luis Tlaxialtemalco, uno de los 14 pueblos originarios de Xochimilco.

Jair Roa y Janis Iran, de 23 y 22 años, visten sus uniformes blancos con azul impecables y están listos para las visitas comunitarias. Sus pasos dibujan el camino a casa de Juan Carlos Gordillo, uno de los usuarios de San Luis. Vienen con la enfermera Leticia Garibay, ayudante del profesorado y que en una labor formativa da acompañamiento y supervisión a los pasantes.

Ellos han dado seguimiento a Juan Carlos por 10 meses y van hasta él porque perdió una pierna debido a la diabetes, y le es difícil desplazarse. Llegaron a la historia de Juan Carlos porque uno de sus familiares acudió a la clínica y pidió que lo visitaran. Desde entonces los pasantes se han vuelto cercanos.

Le detectaron pie diabético y llegó muy tarde a recibir atención médica; esto sucedió hace año y medio. Juan Carlos dice que si no fuera por los pasantes del CUEC su otra pierna “ya se hubiera ido”. Para él la presencia de los universitarios significa que no está solo en esto. Su voz se rompe y las lágrimas brillan en sus ojos cuando dice: “Si tuviera que pagarlo, yo creo que ni trabajando 10 años podría hacerlo. Para mí es valiosísima la labor de los muchachos”.

Zoila Romualdo Pérez, maestra en Enfermería y responsable de la formación comunitaria en el CUEC, comparte que el último dato que tienen del centro de salud de la región es de una tesis en 2010, que reporta que el 46 % de las personas de la comunidad en San Luis Tlaxialtemalco no tenían acceso a los servicios de salud o a algún tipo de seguridad social.

Ana Rita Castro explica que la perspectiva comunitaria desde la que trabaja el Centro es desde la cercanía, donde “se toma en cuenta el contexto social de las personas, no solamente los datos clínicos que por supuesto son muy importantes, sino también sus determinantes y las condiciones de vida de la gente”.

Mensualmente, el CUEC puede atender hasta 200 personas usuarias y al trimestre otorga más de 2,000 servicios.

Entre flores

Los pasantes Arizbe Valdovino, Víctor Ocampo y Víctor Osorio ahora van al Mercado de las Flores de San Luis Tlaxialtemalco. Entre flores, suculentas y plantas en muchos tonos de verde, se acercan a los locatarios para ofrecer tomar la presión arterial y la glucosa de forma gratuita. Algunos, hombres y mujeres, acceden de inmediato y otros se lo piensan un poco. La población tiene un índice alto en hipertensión y diabetes, y conocer la información de sus resultados podrá ser un mensaje de alerta, una advertencia o un suspiro de tranquilidad.

Arizbe, de 24 años y originaria de Xochimilco, cuenta que en su experiencia ha ofrecido estos servicios a usuarios que nunca se han tomado la presión o la glucosa, y en ocasiones sus resultados se encuentran en los límites o pasan de éstos. En la atención primaria que dan los pasantes del CUEC, les ha tocado informar a las personas que sus valores no son normales y necesitan recibir atención.

Para los egresados en enfermería, detectar que la salud de algunos de los pobladores de San Luis Tlaxialtemalco no es la mejor, es una oportunidad de aprender en la práctica y cuidar a las personas desde una perspectiva comunitaria. Ése es el camino por el que algunos xochimilcas han llegado al CUEC: después de las pruebas reciben una invitación para elaborarles un historial clínico e implementar consejería en alimentación, por ejemplo, además de poder referirlos a un centro de salud.

Arizbe pertenece a la FENO. Cuando entró a la carrera, quería especializarse en obstetricia, pero la experiencia en el CUEC la ha cambiado y ahora piensa que su especialidad debe ser en Salud Pública.

“Realmente la atención en el primer nivel con los usuarios me encanta, aprecio interactuar con ellos y conocer toda su vida. Es la forma en que nosotros los podemos ayudar en la parte de la salud y no sólo enfocarnos en una enfermedad, sino en todo su panorama, desde la familia, su salud mental, la alimentación y todos los factores que intervienen en ellos para poder llegar a una salud apta”, cuenta Arizbe, quien ya cumplió con sus cuatro años de carrera.

La experiencia de Arizbe es similar a la de Itzayana Huitrón, tutora de los pasantes en el CUEC. También es originaria de Xochimilco y cursó su pasantía e hizo su servicio social en el Centro. Le ha tocado vivir momentos importantes en la comunidad como el terremoto de 2017 o la pandemia de Covid-19. Itzayana tiene muy claro que “el objeto de enfermería es el cuidado” y a través del conocimiento reconoce que el alcance de esta profesión es vasto y el beneficio a la comunidad es mucho mayor, por eso ella ha adoptado al CUEC para expandirse y destacar como enfermera en la docencia y la investigación.

“Para mí es valiosísima la labor de los muchachos”, dice Juan Carlos.

Tres veces a la semana

¿Qué pasaría en un espacio de salud sin la labor de enfermeras y enfermeros? Para Fabiola eso sería imposible. Un viernes de mayo llegó a primera hora al CUEC para hacerse una toma de presión y de glucosa porque no se sentía bien. Tiene 61 años y viene al menos tres veces a la semana a monitorear sus niveles. Sabe que es diabética hace 24 años y frecuenta el CUEC desde que abrió hace casi 30 años.

La metodología con la que trabajan en el Centro se denomina “aprendizaje basado en la comunidad” y su objetivo es no considerar la salud desde la perspectiva biomédica; por el contrario, centrarse en quiénes son los enfermeros y enfermeras desde sus orígenes y formación, la sensibilización ante su profesión, su conciencia social y “promover la interculturalidad, ese diálogo entre el saber biomédico y el conocimiento de la comunidad”, dice Zoila Romualdo, y continúa: “Intentamos dialogar con los saberes de las personas y acompañar en ese cuidado”.

Chinampero

A unos minutos del CUEC está la chinampa de don Antonio Sánchez, un hombre en sus ochenta años. El día que lo visitaron Janis Iran, América Mendoza y Víctor Osorio –un pasante de intercambio que viene desde la Universidad de Edimburgo–, el chinampero había empezado a trabajar desde las 10 de la mañana. Él sin su bastón no llegaría hasta el invernadero de plantas medicinales en el que tiene de todo: ruda, insulina, romero, cedro limón, sangre de Cristo para el cólico y hasta toloache. No tiene una preferida porque dice de ellas que “todas nos echan el hombro”. La chinampa es una colección de aromas enigmáticos.

Los pasantes le toman la temperatura, la glucosa y la presión a don Antonio. Sus resultados no son los mejores, pero entonces él argumenta que se siente bien y dice: “Si me sintiera mal, pues ni vendría”. Los enfermeros le preguntan sobre su proceso de adherencia al tratamiento y si se ha alimentado bien. Le recomiendan no comer pan ni tortilla para ese día, tampoco refresco. Le dan algunos consejos y le dicen que no olvide decirle a su esposa que le mande un trapo de algodón para cubrir la cabeza y sanen más rápido sus heridas. Don Antonio siente todavía que a su edad tiene que ver por los suyos y seguir trabajando mucho, pero siempre, muy cerca de él, está su nieto Javier, de 27 años, quien lo acompaña en el trabajo de la chinampa.

Pronto volverán los pasantes a hacerle un seguimiento, quizá para cuando ensemillen de cempasúchil en junio. Don Antonio sabe y tiene la esperanza de que en septiembre empiecen a florear.

Los pasantes del CUEC en 2023 atendieron a 718 adultos mayores, 918 adolescentes y adultos, y 449 niñas y niños.

Ana Rita Castro resume: “La extensión solidaria interprofesional y todos los servicios que se ofrecen en el CUEC no tienen ningún costo para la comunidad. El servicio social tiene ese carácter formativo y de retribución social, es una devolución que hace la Universidad para las comunidades, en este caso sobre todo a la de San Luis Tlaxialtemalco”.

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