Además de representar una alternativa para vivir mejor, el uso de la bicicleta brinda libertad, diversión y salud. Es un objeto sustancial que, a pesar de su invención hace más de dos siglos (1817), sigue vigente. Es un transporte sustentable y económico, coinciden en señalar Antonio Suárez Bonilla, del Laboratorio de Movilidad e Infraestructura Verde, de la Facultad de Arquitectura (FA), y Ernesto García Almaraz, coordinador de Bicipuma.
Se trata de una magnífica opción, en la medida en que las personas puedan salir de su casa y exista la suficiente infraestructura ciclista. Nos faltan ciclovías y una cultura más amplia de respeto a los usuarios, puntualiza Antonio Suárez, en ocasión del Día Mundial de la Bicicleta que se conmemora mañana 3 de junio.
De los 32 millones de viajes que se realizan en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) –una de las regiones más grandes del mundo–, 11 millones se efectúan a pie, lo que significa que caminar y montar en bici tiene que ver mucho con lo que una urbe pueda tener y ofrecer a la ciudadanía, comenta.
Refiere que buena parte de la movilidad en la metrópoli se efectúa en auto privado, aunque varios de esos viajes podrían llevarse a cabo pedaleando. “Antes lo hacíamos, pero sin la certeza de que fuera viable y culturalmente atractivo. Hoy existe un sistema de bicicletas públicas, leyes y más de 200 kilómetros de ciclovías en la ciudad, aunque se requieren 300 o 500 kilómetros más”.
Suárez Bonilla resalta que de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, dos de cada 10 viviendas cuentan con una, aunque varias de éstas son infantiles. Es decir, en el país se dejó de utilizar como medio de transporte en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado. De hecho, ahora hay una cantidad importante, pero se utilizan de forma recreativa.
“No sabemos exactamente cuántas hay en el país, pero sí que en algunos lugares y ciudades de México hay más bicicletas, como en Mérida, Yucatán, porque carecen de un buen sistema de transporte público”, prosigue.
Como parte de los estudios realizados por el Comité sobre los Programas Nacionales Estratégicos, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, en el de Energía y Cambio Climático analizamos cuánta energía se gasta en México en el sistema de transporte, agrega.
A partir de este trabajo se determinó que, por ejemplo, del 100 por ciento de aquellas que los países latinoamericanos generan, prácticamente la mitad se emplea en movilidad. En nuestra nación es de 46.5 por ciento, 96 por ciento de ésta de origen fósil (gasolinas y diésel). Lo anterior indica qué tan importante sería que mayor número de la población se trasladara en bici, pues no sólo se trata del gasto de energía que el país genera, sino también de aquella que se importa.
Eso significa que este transporte puede ser uno los aliados más importantes para luchar contra aspectos concretos derivados del cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero, enfatiza.
A la lista de vehículos más eficientes le siguen: la bicicleta, el autobús y la moto, versión eléctricos; el tranvía, el autobús y, lejos, el auto. “Si una urbe tiene infraestructura ciclista: ciclovías y cicloestacionamientos, además de una política pública enfocada al ciclismo urbano, la población tendría mejor calidad de vida y prospectivas a futuro” recalca el académico universitario.
Para el experto, es necesario que además la población utilice la red de transporte público, y que “realmente pueda darse un salto hacia la movilidad no motorizada, aunque para ello se requiere un cambio cultural y tecnológico”.
Estrategia exitosa de movilidad para la población estudiantil
Ernesto García Almaraz refiere que la Universidad Nacional ha sido vanguardista en diversos ámbitos, y el fomento en el uso de la bicicleta entre su comunidad no es la excepción. En 2004 surgió Bicipuma; cinco años después el gobierno de la Ciudad de México implementó Ecobici. Ambos son sistemas públicos de préstamo de bicicletas que han marcado la pauta a nivel internacional.
El programa universitario cuenta con 14 estaciones en Ciudad Universitaria y un parque de 900 bicicletas en uso, próximamente habrá 400 más, lo que dará un total de mil 300 vehículos de dos pedales funcionales; además, se han construido ocho kilómetros de ciclopista.
En un principio se creía que iba a ser de uso lúdico, “que los chicos la utilizarían para divertirse y desestresarse un poco de sus clases, exámenes o presiones académicas, ese objetivo sí se cumple, pero conforme fue creciendo se transformó y ahora es un sistema de transporte alternativo que, junto con el Pumabús, moviliza a gran parte de la población que acude a Ciudad Universitaria”, precisa García Almaraz.
Aunque aún faltan lugares que cuenten con el servicio, prácticamente estamos enfocados al campus Central, la zona de Las Islas y sus inmediaciones; llegamos prácticamente a todas las facultades, hasta la de Ciencias Políticas y Sociales. Se encuentra en revisión la posibilidad de cubrir el recorrido a la Unidad de Posgrado.
Para conmemorar el Día Mundial de la Bicicleta, el sistema de movilidad universitario efectuará una rodada que saldrá a las 11:30 horas del Bicicentro y concluirá en el ala oriente de la Torre de Rectoría, a un costado del espejo de agua.
“Se pretende que no pase desapercibida esta fecha, vamos a convocar a nuestros usuarios para que nos acompañen a celebrar que contamos con este vehículo maravilloso, y a proponer que sigamos utilizándolo y seamos promotores fervientes del uso de este gran invento del ser humano”, informa.
En reconocimiento a la singularidad, longevidad y versatilidad de la bicicleta, que lleva en uso poco más de dos siglos y constituye un medio de transporte sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió declarar el 3 de junio como Día Mundial de la Bicicleta.
Esta efeméride busca alentar su uso para fomentar el desarrollo sostenible, reforzar la educación de niños y jóvenes, incluida la educación física, promover la salud, prevenir enfermedades, fomentar la tolerancia, entendimiento y respeto, además de facilitar la inclusión social y la cultura de paz.