Opinan académicos de Ciencias Políticas y del CISAN
Una guerra en la que todos pierden
Las acciones militares continuarán, además del combate mediático e informativo
A un año de que se iniciara la guerra entre Rusia y Ucrania, el gran perdedor es el mundo en general, pues la agenda de recuperación centrada en el bienestar se ha abandonado, no se está trabajando contra el cambio climático y ambos bandos enfrentan adversidades, coincidieron expertos de la UNAM durante la conferencia de prensa a distancia “A un año de la invasión a Ucrania, ¿Rusia va ganando?”.
Yadira Gálvez Salvador, académica de Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), enfatizó que en este momento el nivel de tensión y la escalada del conflicto es de tal magnitud que las acciones militares continuarán, además de la guerra mediática e informativa, las acciones a través de internet y el mantenimiento de las posturas de ambos lados donde nadie gana.
“Estamos ante un momento de crisis sistémicas y de múltiples cambios en la lógica internacional, que incluyen la dinámica de recomposición de polos de poder, de lucha ideológica, de narrativas y una constante confrontación”, reflexionó la experta en seguridad internacional.
La investigadora destacó que, desde su inicio, el 24 de febrero de 2022, la guerra entre Rusia y Ucrania ha sido híbrida, pues además de la invasión armada física, el uso de mercenarios, violaciones a los derechos humanos, manipulación, propaganda y amenazas, también se han empleado herramientas como drones, ataques cibernéticos y un combate mediático que coloca la ciberdefensa como una preocupación de seguridad internacional.
Eso no quita, agregó, “que el conflicto ha dejado una estela de destrucción, muertes y violaciones a los derechos humanos difícil de cuantificar”.
A su vez, Juan Carlos Barrón Pastor, secretario académico del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), apuntó que la infodemia actual hace más proclive a la sociedad a polarizarse, y cada vez es más complicado llegar a consensos, por lo que en este caso es difícil imaginar una situación de guerra y mantener una posición de neutralidad.
“Es una cuestión de ética estar contra la guerra, la clave está en entender el sufrimiento que trae a millones esta situación, y no verlo como un asunto frío, sino que produce crímenes de lesa humanidad y genera dinámicas en las que nadie sale ganando. En este momento la sociedad todavía no puede ganar, porque no tiene cómo oponerse a la guerra de manera tajante y concertada, precisamente por la contradicción de determinar si estaríamos a favor del final de una guerra con nuevas fronteras o dispuestos a mantener este enfrentamiento hasta que las fronteras originales de 2014 sean respetadas por todos los actores.”
El experto en desarrollo internacional reiteró que ésta es una guerra multidimensional, donde uno de los factores más importantes es lo mediático, que tiene implicaciones políticas al interior de Estados Unidos –principal aliado de Ucrania–, que ha llevado al presidente Joe Biden a enfrentar a sus rivales políticos, quienes lo critican por poner atención al exterior y no al interior de su país.
A su vez, Carlos Eduardo Ballesteros Pérez, también académico de FCPyS, advirtió que estamos en un momento peligroso de la historia, cerca de una crisis nuclear, y el proceso de la intervención ha desplazado la atención de otros problemas que afectan al mundo como es enfrentar el cambio climático.
“Vemos, además de todo, una manifiesta incapacidad de la ONU para enfrentar un problema tan agudo como el que se está desarrollando. Se lleva por mucho tiempo una crisis de capacidad de intervención, definición, aproximación, negociación por parte de la ONU, y esto conduce a pensar en una reforma de los instrumentos con los que cuenta esta institución tan importante”, detalló el doctor en Sociología.
En este momento, dijo, no hay condiciones para plantearse objetivos ambiciosos, pues hace falta una estrategia de pequeños pasos que pudiera modificar las condiciones de una manera u otra, “y esta crisis lleva a repensar cómo reactivar el potencial pacificador de la ONU, establecer condiciones de diálogo, algo sumamente importante, y este conflicto en particular va en sentido contrario”.