A partir de un arbusto mexicano, investigadores de la UNAM extraen compuestos con propiedades anticancerígenas y antinflamatorias, que reducen el tamaño de un tumor canceroso hasta en 80 por ciento.
Se trata del guayule (Parthenium argentatum), que produce hule natural y se explota industrialmente; como desecho de esa producción, se generan grandes cantidades de resina, de la cual Mariano Martínez Vázquez, investigador del Instituto de Química (IQ), extrae compuestos orgánicos sintetizados por la planta, que no tienen un papel directo en su crecimiento o reproducción.
En el Departamento de Productos Naturales del IQ, el universitario y sus colaboradores investigan los efectos de dos metabolitos secundarios de la planta: Argentatina A y Argentatina B, y prueban sus efectos en laboratorio.
Tras 15 años de trabajo, han comprobado en modelos biológicos, inoculados con cáncer humano, que el efecto antinflamatorio de estos compuestos reduce el tamaño del tumor canceroso hasta en 80 por ciento.
Combate dirigido al microambiente tumoral
Las Argentatinas A y B son buenos agentes antinflamatorios, pero su acción contra células de cáncer es modesta. Para lograr mayor efectividad, el especialista dirigió ambos compuestos no directamente al tumor, sino al microambiente tumoral que lo rodea.
La estrategia combate a un conjunto de células (troncales, del sistema inmune y otras no cancerosas) establecidas alrededor del tumor, donde la inflamación es importante. Tras dirigir las Argentatinas a ese microambiente, logró resultados halagadores en pruebas in vivo en los modelos biológicos.
“Observamos una disminución notable del volumen tumoral. Los mejores resultados ocurren cuando administramos estos metabolitos tres veces por semana. No son compuestos tóxicos como ocurre con los medicamentos convencionales”, indicó.
De acuerdo con los resultados, disminuyó el volumen tumoral en cerca de 80 por ciento. Las Argentatinas A y B reducen el índice de proliferación del tumor y no muestran toxicidad.
Actualmente, el proyecto está por obtener una patente conjunta de la UNAM y una empresa mexicana dedicada a productos naturales, que tendrá la transferencia tecnológica para hacer un fármaco que pueda llegar al mercado.
Se cumplió con las regulaciones que marca la ley mediante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, lo que significa que todos los datos obtenidos serán ratificados por otros laboratorios que dicha comisión designe.
Posteriormente, se iniciarán las pruebas clínicas en humanos (todavía faltan dos o tres años) para llevar este producto de origen natural al mercado.