Ver, juzgar y actuar, principios de un editor

Buen amigo, editor exigente, quien aprendió a cabal la ley de que la letra con sangre entra, defensor de la libre expresión en su natal Paraguay, maestro entrañable y, sobre todo, editorialista implacable… Así fue como colegas y amigos de la UNAM y otras instituciones rindieron un homenaje a Gilberto Giménez.

El encuentro, en el Auditorio 1 del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), en conjunto con la Revista Cultura y Representaciones Sociales, permitió al investigador emérito de la UNAM recordar momentos clave de esa historia que lo trajo a México y a la Universidad.

Simeón Gilberto Giménez Montiel aseguró que es necesario pensar en la responsabilidad que se tiene al emitir una postura académica, pues siempre hay efectos para bien y para mal.

Recordó que gran parte de su experiencia profesional se desarrolló en revistas en su natal Paraguay, sitio en el que es odiado o amado, y donde desarrolló un método editorial en que lo principal es ver, juzgar y actuar, y defendió a los estudiantes de un colegio jesuita que eran reprimidos y torturados por la policía, lo que le valió problemas crecientes en su país, que lo llevaron aceptar la invitación para viajar a México.

“Rubén Bonifaz Nuño fue el que me llamó. Era un poeta que yo apreciaba muchísimo, que sabía griego y latín, un gran humanista. Él fue el que me trajo y aquí tuve que hacer todos los rituales para poder incorporarme y mi primera impresión general en el Instituto de Investigaciones Sociales fue que gracias a eso pude dedicarme de tiempo completo a una vida de docencia e investigación, de lo contrario no habría sido posible”, comentó ante estudiantes, colaboradores y amigos.

Al inicio del encuentro, Miguel Armando López Leyva, director del IIS, afirmó que este es uno de los varios homenajes a Giménez Montiel por su trayectoria en México y otras naciones del mundo, uno de los cuales ya se realizó en 2020 cuando estaba la pandemia y fue organizado en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

“Es importante señalar que la riqueza de sus aportaciones se explica, en parte, por su formación excepcional como sociólogo y en su diálogo permanente con escuelas de pensamiento de todo el mundo, cuyo centro es y será la sociología a nivel micro y macro; además de sus aportaciones académicas e intelectuales, Gilberto Giménez ha tenido un papel crucial en la vinculación institucional, como el primer Encuentro Internacional de Análisis del Discurso, así como el Seminario Permanente de Cultura y Representaciones Sociales”, expresó López Leyva.

Jorge Alejandro González Sánchez, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, consideró que todo homenaje es siempre una relación de agradecimiento, y eso es algo fundamental e importante, porque a lo largo de su vida ha demostrado que la clave es el trabajo constante y sin prejuicios con un gran amor por la cultura, las identidades y las culturas.

“Una de las cosas que hay que reconocerle a Gilberto es que es como un virus que contagia la pasión por la investigación, no por la publicación de artículos, sino el trabajo colectivo, sin padrinos o madrinas. Una pasión por trabajar, conocer a otros, que puebla o mueve.”

Guillermo Aníbal Peimbert Frías, secretario académico del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, recordó que cuando fue discípulo de Giménez Montiel aprendió que, si la teoría no sirve para ver algo de la vida práctica, entonces no sirve, por lo que es necesario siempre preguntarse el sentido humano.

“Gilberto no sólo es un gran teórico, sino que en su trabajo en la cocina editorial sabía muchas cosas, y además de ser su alumno me comencé a convertir en su colega editor, aprendiendo muchos de los detalles técnicos que hay detrás de una publicación, porque una cosa es investigar, escribir y otra es publicar y dónde hacerlo, sobre todo en una revista que tiene un lugar en el campo sociológico”, destacó.

Silvia Gutiérrez Vidrio, académica de la UAM-Xochimilco, recordó el tiempo en el que colaboró con Giménez Montiel en la creación de la Revista Cultura y Representaciones Sociales, hacia 2006, con la idea de que fuera una plataforma que permitiera a los jóvenes investigadores presentar sus trabajos de manera clara y sencilla, pero con el rigor de la revisión por pares.

“Esa revista tuvo como principio convertirse en un medio que, sin descuidar el rigor académico, dio la oportunidad a jóvenes, y sirvió también para difundir trabajos de investigadores que no eran tan conocidos en México”, concluyó.