Vivencias y disidencias, por la dignificación del trabajo sexual

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Trabajadora Sexual, se inauguró en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) la exposición Vivencias y disidencias. Una mirada a lxs trabajadorxs sexuales, que plasma por medio de fotografías la cotidianidad de las personas dedicadas a la prostitución, en oposición a la tradicional postura de la sociedad mexicana de represión, silenciamiento y desdén con respecto a dicho oficio.

Integrantes de la Alianza Mexicana de Trabajadorxs Sexuales (Amets) consideraron que esta exposición “es un pedacito de una memoria histórica” y “un posicionamiento político de la UNAM”, al permitir que discursos desdeñados a través del tiempo tomen fuerza poco a poco y se desarrollen en espacios seguros y de carácter cultural como el CCUT.

Como trabajadoras sexuales “queremos luchar contra el estigma y la putofobia”, afirmó Eli, integrante de la Amets. El propósito de la exposición, continuó, es crear un espacio que dé voz a personas que han sido históricamente invisibilizadas y socialmente reprimidas, como las y los trabajadores sexuales, a partir de la superación de los discursos de odio.

La muestra permite un punto de dignificación por medio de la expresión artística que las y los propios trabajadores sexuales crearon a partir de su intimidad y cotidianidad. En conjunto con el fotógrafo Santi se generó el concepto de la exposición: una aproximación a la vida de las personas dedicadas a esta actividad, pero no desde fuera o solamente como espectador, sino a través de una mirada interna, de todo lo que implica el día a día del oficio: vaivenes emocionales, corporales y riesgos.

En esta resignificación, Alba, también trabajadora sexual y oradora en la inauguración, fue enfática en su demanda de no juzgar esta actividad desde el prejuicio, la ignorancia y las connotaciones negativas, pues los, las y les trabajadores sexuales no son objetos ni propiedad de nadie, afirmó.

Se trata de un oficio “con implicaciones más profundas, que no suelen ser obvias, que te atraviesan y te obligan a echar mano de esta herramienta (ser trabajador sexual)”, explicó para insistir en el mensaje de no juzgar el origen de una circunstancia que no tiene por qué ser demeritoria y, por el contrario, es absolutamente digna.

La muestra denuncia el uso y la connotación de la palabra puta, que suele ser objeto de burlas. En cambio, agregó Alba, habrá que “pensar con la cabeza, y el corazón también”, para hacer un ejercicio de empatía efectivo que permita cambiar ese tipo de actitudes agresivas y violentas, comenzando con el uso del lenguaje.

Sujeto político

Se recordaron las palabras de la feminista Georgina Arellano: “¿qué se siente que tu objeto de estudio devenga a un sujeto político?”, que es una demostración de que los trabajadores sexuales no se encuentran al margen de la sociedad, antes bien, son un grupo que debe estudiarse inserto en la comunidad y que, por lo tanto, su fuerza es política, porque inciden en ella directamente como cuerpo y fenómeno social.

Los cuatro ejes que sigue la exposición son: cuerpo, en el que se resignifica la narrativa del trabajador sexual como un mero objeto de consumo; territorio, que simboliza los espacios donde se ejerce la prostitución (en esta exposición se hace énfasis en la calle de Tlalpan); afectos, que muestra cómo hay un mundo que trasciende a la profesión y que el trabajador sexual vive y disfruta legítimamente; y memoria, que ahonda en los riesgos que implica dedicarse al oficio por los estigmas negativos que lo persiguen e incluso ponen en peligro la vida de sus practicantes.

Vivencias y disidencias fue inaugurada por el director del CCUT, Jacobo Dayán, y estará abierta hasta el 17 de septiembre. Su organización fue posible gracias al trabajo conjunto de la institución universitaria y la Amets, vínculo que se realizó a partir de la afectividad y el respeto entre todos los participantes.