Y a pesar de todo, puede ser presidente…

El expresidente de los Estados Unidos de América Donald Trump fue hallado culpable de los 34 delitos de los que se le acusaba.

“El acusado, Donald J. Trump, es culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales en primer grado con el fin de ocultar un plan para corromper las elecciones de 2016”, dijo Alvin Bragg, fiscal general de Manhattan, quien dirigió la investigación.

Es el primer expresidente de Estados Unidos condenado en un juicio penal. Se prevé que el juez dicte sentencia el 11 de julio.

Según el diario The New York Times, los 34 delitos graves son de clase E, el nivel más bajo de Nueva York, “cada uno de los cuales conlleva una pena potencial de hasta cuatro años de prisión. La libertad condicional o el confinamiento domiciliario son otras posibilidades que el juez Juan Merchan puede considerar”. El expresidente “se enfrenta actualmente a otros tres casos penales: dos federales, relacionados con el manejo de documentos clasificados y sus esfuerzos para anular las elecciones de 2020, y uno estatal en Georgia vinculado con la interferencia electoral”.

Estefanía Cruz Lera, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, señala que no hay ningún impedimento para que Trump contienda por la presidencia y pueda ocupar el cargo. “La Constitución de Estados Unidos deja abierta la puerta a que cualquier persona sea presidente por las pocas credenciales y cualificaciones requeridas. Si bien Trump es un delincuente (convicted fellon), no es un criminal (convicted criminal). Esas dos cosas se separan mucho en EE. UU”.

Las bases, el voto duro de Trump, acota, “no tienen inconveniente y el expresidente se ha posicionado como víctima de una cacería de brujas y perseguido político”.

Considera que EE. UU. ha demostrado que tiene un sistema de justicia que funciona, que no es impune ni imparcial. “Por eso la sociedad mexicana a veces prefiere que los narcotraficantes mexicanos sean extraditados, se les juzgue y cumplan su condena allá”.

Cruz añade que en las elecciones de Estados Unidos nos enfrentamos ante un proceso inédito. “Tenemos un candidato que pasará gran parte de su campaña en los tribunales, armando su defensa legal. Y eso definitivamente va a cambiar las elecciones”.

Donald Trump ha sabido capitalizar todo este proceso judicial, precisa. Su campaña maneja el mensaje de que hay una cacería de brujas “hacia su candidatura y su posible presidencia. Y también ha capitalizado mucho el descrédito que hay hacia varias instituciones políticas”.

Lo que explica y sustenta jurídicamente al sistema político estadunidense es su Carta Magna, explica. “Y es la Constitución más corta del mundo: sólo tiene siete artículos y cabe en dos grandes papiros”.

Aclara que el artículo 2 de su Constitución es en específico el que trata sobre los requisitos que se necesitan para ser presidente, que son mínimos: ser ciudadano de Estados Unidos por nacimiento, tener por lo menos 35 años y haber vivido 14 años en ese país.

El hecho de que haya tanta ambigüedad en el texto constitucional abre la puerta prácticamente a que cualquier individuo llegue a ser presidente de los EE. UU., dice. “Vamos a ponerlo muy simple: una persona que no sabe leer y escribir puede ser presidente de Estados Unidos, porque en ningún momento se piden calificaciones mínimas. Lo más importante para ellos es la retórica nacionalista, que sea un personaje que haya nacido en territorio estadunidense”.

La doctora en Ciencias Políticas, Políticas Públicas y Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona, indica que “la política actual en Estados Unidos se limita a dos personajes. Es el único margen de decisión que tienen los votantes. Ya los conocen, saben cómo piensan y trabajan”.

Es decir, concluye, cuando el votante va a emitir su voto siempre se guía por las propuestas, “y lo que estamos viendo aquí es la continuidad de dos proyectos. Eso hace que muchos ciudadanos se vean desincentivados a participar en estas elecciones. Pienso que van por unas elecciones con muy poca votación”.